Partitocracia y democracia

La palabra partitocracia está en alza. Aparece en todas las críticas a la profunda corrupción del régimen  de rapiña de los partidos políticos. La partitocracia es la antítesis de la democracia y su ruina.

Partido es facción, pero aquí no es una facción del pueblo sinó facción de la oligarquía gobernante. No una oligarquía económica o terrateniente, una oligarquía política, reclutada entre los fulleros, los aprovechados, los arribistas y los aspirantes a dictador.

Esgrimen ideologías, es decir excusas caducas que no aportan soluciones al momento económico y que sólo introducen enfrentamientos y crispación. Sirven también para acusar a los demás de lo que ellos hacen, todo es cuestión de lenguaje y de manipulación.

Ocupan las instituciones, se las reparten, las inutilizan y las saquean, acentuando los problemas. Nada les importa la Nación y el Pueblo. Son bandidos y, cuando se lo proponen, asesinos y linchadores.

Es necesario, la primera medida, extirpar estos grupos y castas de la vida política del modo más radical. Con ellos nada es posible. Ni con ellos ni con las autonomías y los nacionalismos.

En este contexto nuestra meta es la restauración de la democracia y la recuperación de nuestra Nación y Estado, reinstaurando la soberanía nacional a través de la eliminación de estos parásitos y la constitución de verdaderas facciones del pueblo relacionadas con sus intereses y actitudes, y no falsedades impuestas e intereses de mafias políticas.

Tarea dura, puesto que no ha habido un gobierno decente en los últimos dos siglos.

La organización de lucha

Frente a esta situación de emergencia invasiva sólo sirve la oposición sistemática, la propuesta de eliminar el cáncer partitocrático, de las élites locales y regionales que siempre han estorbado el progreso, de los separatistas y sus mentiras culturales y económicas, sus canales de expresión y sus bases sociales y grupos intelectuales y económicos. Radicalmente.

Como dijo Ortega: «españoles, vuestro Estado no existe, reconstruidlo». En ello nos va la prosperidad y la libertad, y también la memoria y la identidad propios. Acabar con las taifas y su saqueo y opresión.

La organización que hay que levantar deberá atraer a militantes que deseen formarse y resistir la presión del pasotismo y la disolución de este sistema, y que denuncien su verdadero carácter totalitario.

Deberán de guiarse sólo por la fidelidad a esta verdad: la existencia varias veces milenaria de nuestra Nación, la lucha del Pueblo por la libertad y la prosperidad y el fin tanto del pesimismo destructivo de las élites mercenarias intelectuales como del optimismo acrítico y mercantilista de los conformistas.

Y, aviso para navegantes, rechazamos y no admitimos el fascismo o cualquier nacionalismo, ideología de los que no son, y ajena a nuestra Historia y manera de pensar y ser. Son producto de germanismos ideológicos y degeneran en voluntad de exterminio y destrucción de tipo pagano y origen protestante. Son mesianismos irracionales que rinden culto al Estado como comunidad viviente que sustituye al verdadero pueblo, y la nación real por la voluntad de poder. De hecho utilizan la bandera nacional como lienzo para pintar sus símbolos, pero no les interesa realmente, y algunos han llegado a negar a España para lanzar sus utopías y aberraciones europeistas y racistas. Como el enemigo.

En cuanto al franquismo, surgió de la necesidad de frenar la deriva destructiva y subversiva de la azarosa II República, e impuso un autoritarismo conservador basado en el Ejército, la Iglesia y la Monarquía para lograr un desarrollo económico sin sobresaltos sociales, desarrollo que provocó la propia caducidad del régimen y el alejamiento de él de sus tres pilares. Después se desataron todas las ambiciones. Ni a aquel régimen ni a estos les importaba España como tal, tenían sus propios objetivos.

Nosotros sólo tenemos uno.

De recortes

Manifestaciones del sector médico por los recortes en Sanidad y Educación de los separatistas catalanes de Arturo Masmenos. Los sindicatos cargados con banderas catalanas. Hace falta ser cretino y lameculos. Si quieres atacar a la Generalidad sólo tienes que llevar banderas españolas. Y exigir el fin de las subvenciones por el catalán y de las “embajadas”. Ese es el recorte real. Y la oposición real.

Pero ¡qué listo el chiquilicuatre de Arturo Mas y CyU! Después de anunciar los recortes y llorar, saca el victimismo mentiroso diciendo que todo esto no sería necesario si “España les diera lo que les corresponde”. Sí, para que se lo gastara en “embajaditas” y escuelas en Perpiñán.

Dicen los separatistas catalanes que su región “es el motor económico de España”. MENTIRA. Es el saco roto, caro e inútil. El motor industrial es Madrid y el turístico Baleares. En Barcelona ya sólo hay funcionarios y pensionistas, los que trabajan son obreros españoles o inmigrantes. El resto viven de hablar catalán.

Todos son traidores

Si ocurriera el desastre aberrante de la desaparición de España, de nuestra Nación, por obra de la conjunción de estas oligarquías rapaces, egoístas, materialistas y la subversión y el saqueo separatistas, poco, nada de hecho, nos podría interesar lo que hubiera luego y el cariz que tomarían las taifas resultantes…

-que fueran católicas, ateas o islámicas
-progres, fachas, sociatas, conservadoras o liberales
-abortivas o devotas
-integristas o libertinas
-totalitarias o disolventes
-anárquicas o moralistas
Porque todas ellas, todas las facciones ideológicas, TODAS ellas, desde los católicos a los troskistas, de los falangistas a los anarquistas, han ignorado a España, al Pueblo y la Nación españolas, a las gentes y a las instituciones, a las costumbres y la cultura, al bienestar y la Historia.

Todas han perseguido como locos posesos los modernismos y la huida hacia delante, hacia la nada, hacia la miseria bien amueblada pero sin contenido actual. TODOS.

Y todos ellos, todos, son traidores, egocéntricos renegados.

La solución está, estará, fuera de ellos y contra ellos.

Con España, con los españoles, aunque sólo lo pensemos unos pocos.