La inestabilidad permanente

Si algo podemos decir de los últimos acontecimientos políticos es que han generado una dinámica: la inestabilidad.

Todo sistema político está estructurado para crear estabilidad… menos el sistema autonómico español. Diseñado para integrar en el consenso suarecista a los separatismos vasco y catalán, se ha convertido en un apéndice de la corrupción de la partitocracia y en un acícate para el poder fascista de los separatismos.

Ahora, incentivado por la crisis económica y el enorme gasto autonómico, el Sistema entra en caída libre: la descomposición del PSOE y la división del PSC han provocado una fuga de votos a IU-Podemos, los radicales, y en la zona catalana a ERC, porque no sólo van ahí votos de CyU, rota por la maniobra “soberanista” de Mas para proteger la corrupción de la familia Pujol, y que ya ha provocado la escisión de la UDC de Durán, que se postula como heredero de la CyU pactista y chupóptera.

El PP no se libra del desgaste: su total traición a los principios que le llevaron al poder ha creado una escisión, la de Vox, en la ola de movilización de las fuerzas sociales conservadoras que se inició en la nefasta era Zapatero.

Y por su faltaba algo el Rey abdica. Felipe VI tendrá que afrontar las consecuencias catastróficas y caóticas de una reforma constitucional que no satisfará a nadie, y menos a los separatistas.

Todas las facciones políticas piensan que ellos ganan, ninguno ve la situación global a medio plazo. Nosotros sí: los propios componentes del Sistema son subversivos en él, segando la hierba bajo sus propios pies.

En segundo lugar las instituciones tendrán que destruir el Sistema político degenerado si no quieren ser arrastradas en su caída, la Monarquía, el Ejército, el Estado, y todos los sectores sociales, los empresarios, los trabajadores… El Sistema lleva en su seno el huevo de la serpiente: el separatismo y la subversión a la que atrae y arrastra. Así que “cuanto peor, mejor”, nos hacen el trabajo.

Si las instituciones quieren sobrevivir habrán de acabar con la corrupta partitocracia y con el enemigo separatista y sus aliados, incluida la aberración autonómica.

O ellos o nosotros. O el Sistema y sus podridos componentes, o el Pueblo, la Nación y el Estado españoles. Terminarán por entenderlo.