Ante la necesaria unidad

En estos momentos en los que el movimiento de resistencia a las tiranías nacionalistas y sus cómplices (el facherío “progresista”) crece y empieza a notarse la necesidad de unidad, y en los que también se muestran los lógicos desencuentros en los proyectos políticos es cuando más necesarioconsideramos los NOA que debemos clarificar sin temor las metas de cada cual.

Y no hablamos de las metas “políticas” en general, sino de las que conciernen a la resolución definitiva e histórica de las cadenas que nos oprimen: las tiranías nacionalistas, los poderes y divisiones locales y los proyectos colaboracionistas de división nacional en cualqueir grado.

Somos conscientes de que nuestro hipotético “programa de mínimos” (Comunicado nº 3) es seguramente el “programa de máximos”, o aún menos, de otros muchos de vosotros. Sea por moderación, ingenuidad bienpensante, o simplemente porque no se está dentro del “vientre de la bestia” como nosotros en Barcelona. Y ello, sin olvidar, que otros que también lo están, se convierten en colaboracionistas activos o pasivos, se mimetizan y simpatizan con el “entorno” como camaleones (bien por cobardía, bien porque han caído en el encanto del nacionalismo y sueñan en ese futuro en el que serán “señores” y cresos una vez se hayan desprendido de esa puta España que les chupa la sangre) .

No somos apóstoles del radicalismo, no podríamos serlo puesto que nuestros posicionamientos no provienen del par ideológico derecha/izquierda o de lo que este conlleva: estatalismo/liberalismo, etc.

Nuestra postura se resume en derrotar al nacionalismo, a sus medios culturales y económicos y a su represión política, pero teniendo presente que, como ideología, no gira en el vacío. Sus medios de legitimación y sus intereses inciden en la población, lo cual ya ha sido demostrado en el caso de la Alemania nazi. En su represión no hay más víctimas que el enemigo y sus componentes, el resto contemporiza o chaquetea. La solución no puede ser una postergación, como los 40 años de franquismo.

El proceso de regeneración, necesario en una situación de dominio partidocrático profundamente corrupto y endogámico, debe girar alrededor del problema fundamental y sus principales beneficiarios: los nacionalismos separatistas y saqueadores.

Y no olvidamos que ello implica liquidar el sistema actual con la reforma de la Constitución y la ley electoral. Es una enorme ingenuidad creer que se puede jugar a la democracia con nacionalistas, porque ni son ideologías “normales” ni se profesan en partidos “normales”. La Historia, y el presente, lo han demostrado inequívocamente. En la democracia no caben los totalitarismos, o aquella perece.

Sí, todo lo que toca el nacionalismo queda contaminado por su utilización y la definición que le haya dado a esos elementos, por lo demás tampoco neutrales, supervivientes del localismo característico de las sociedades tradicionales pre-industriales del siglo XIX, y que son producto de una cierta dejadez por parte de la sociedad y el Estado españoles en el proceso de plasmar en la realidad política y social la modernización de la nación, la creación del moderno “Estado nacional”, en un periodo además excesivamente convulso (siglos XIX-XX).

Es fácil ser “tolerante” y “ecuánime” cuando no se sufren directamente las operaciones de ingeniería social, de marginación, de escarnio, de acoso por parte del poder nacionalista, y de la colaboración de la población en ellas.

No, no somos ecuánimes, no politiqueamos en esto, separamos el grano de la paja de modo taxativo, sin tonalidades inútiles ni juegos florales intelectualoides, tenemos una responsabilidad histórica y colectiva, no contemporizamos, no proponemos medias tintas, es una cuestión de ser la que plantea el enemigo disgregador, y así lo ha interpretado el movimiento y el pueblo, que han escogido de santo y seña, de modo espontáneo, la bandera y el himno nacionales.

Sólo un grito: España y libertad.

Nuestra debilidad es su fuerza.

N.O.A. Núcleos de Oposición Antinacionalistas

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