En este circo del separatismo, todos los actores payasos con la cara pintarrajeada actuando como tahures con las cartas marcadas, hay dos de ellos especialmente revulsivos y de segunda fila.
Unos son Ciudadanos/UPyD, quienes una vez descubierto el hecho evidente de que es la unidad nacional y no las pijadas técnicas de la gobernabilidad cotidiana lo que adhiere a la gente, propugnan un retroceso a no se sabe qué punto ideal para ellos de la deriva autonómica (para a partir de él repetir de nuevo el mismo viaje). Y esa ya antigua pretensión tan morigerada la mantienen todavía hoy con los separatistas con el ego tan subido.
Los otros son los periodistas, esos perros del Sistema, tipo “El Mundo y “ABC”, etc. que afirman que hay que “exorcizar” a los separatistas después de parar el proceso, con una machacona reforma constitucional, pero no para desmontar las autonomías e ilegalizar los separatismos (¡tabú!) sino para proporcionarles un mejor “encaje”, es decir seguir dándoles más dinero y más poder (y que nadie se equivoque, esto no es el final, sino el principio, porque a continuación viene la expansión territorial, que también cuesta dinero…).
Es decir el mismo error multiplicado.
No parece darse cuenta nadie que es el Sistema político partitocrático-autonómico el que se suicida (y “nos suicida”) y que lo que hay que salvar es la Nación, el Pueblo, el Estado, la Libertad y el Progreso españoles.
Son, unos y otros, voceros del Sistema, entregados a la salvación del mismo a toda costa. A costa de España y los españoles.
Y para redondear, aparecen nuevas, y oportunistas, “agrupaciones” de “cenantes”, personajes con una cierta significación pública, con los mismos limitados horizontes que los anteriores, que nos retrotraen a aquellas lejanas reuniones de la Asociación Miguel de Cervantes, de la Asociación por la Tolerancia, del Foro Babel o del Foro Mogambo…, en las que nos quedó muy claro que intelectuales y militantes del fundamentalismo liberal o del progresista preferían la fidelidad a sus postulados y la defensa de su identidad política que la defensa de la Nación y el Pueblo españoles, lo que por lo visto no era su tema ni su preocupación.
Todos ellos atentos a salvar su identidad, sus esencias, sus discursos construidos en sus utopías y su fanatismo cuidadosamente ocultado, atribuido siempre a los demás…
Fue allí donde aprendimos que todas las ideologías, TODAS, han contribuido al desastre actual, y que especialmente las que se presentan como alternativas son aún más dañinas y manipuladoras (comunismo, populismo, fascismo, ecologismo…).
Sólo un movimiento basado en las instituciones dotadas de legitimidad y valores pueden salvar a la Patria y el Pueblo: el Ejército.
Todo lo demás que se propone es reformismo, tolerancia y dejación para con el enemigo declarado, más corrupción, más autonomísmo…