Elecciones como acción política

Hemos reiterado hasta la saciedad la necesidad imperiosa de que el movimiento de resistencia a la presente tiranía de los nacionalismos y sus aliados en la destrucción de nuestra nación, se reconozca como tal y se estructure.

Que parte de esa estructura debe ser un partido político abocado a la lucha parlamentaria es una conclusión lógica, sin desdeñar otras formas de movilización política y de relación entre los diversos grupos y sectores del movimiento.

Empezamos por el Partido de los Ciudadanos. Ya hemos dicho que miembros de los NOA participaron en las asociaciones que prefiguraron el partido: el Foro Babel y el Foro Mogambo. Y también hemos dicho que su trayectoria se ha visto truncada por los personalismos y las ridículas luchas de poder, que además dañan su imagen.

Imagen ya un tanto ambigua por su falta de perfil político, que debería de ser el de antinacionalista, que la élite del partido ha intentado difuminar, víctima del “síndrome de Estocolmo” que siempre sufren las organizaciones existentes en territorios controlados por nacionalismos. Últimamente están intentando compensar este defecto en su labor parlamentaria, pero entre la militancia no cunde ese espíritu.

Después tenemos a la UPD de Rosa Díaz. Por fin un partido que no tiene miedo de construirse a nivel nacional y de defender la unidad. Pero la UPD tiene un claro perfil de salvador de la autenticidad de la izquierda democrática que, evidentemente ahuyenta a los votantes conservadores.

Tampoco creemos que sea ese su papel. UPD no nace para restarle votos al PP, muy al contrario prestaría sus votos a una actitud de regeneración nacional y oposición firme al actual penoso estado de postración ante los separatistas, por parte de un gobierno de ese partido.

Y llegamos al PP, uno de los grandes, con un caudal fijo de votos y que lidera la actual oposición al “gobierno de demolición caótica” del ZPSOE y sus corrosivos aliados.

Pero no todo son rosas. El PP ya gobernó. Y el PP si vuelve a gobernar volvería a pactar con los que ellos llaman sus aliados naturales (¿?): CyU y PNV. Más equivocado no se puede estar.

El enemigo son esos, y “el sonrisas” es su (destructivo) aliado circunstancial.

El movimiento ha de tener su propia voz. Sin excluir a nadie. Pero la condición ineludible deber ser batir al enemigo, lo demás es posponible y accesorio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *