Vemos con satisfacción que siguen surgiendo artículos y opiniones que avalan las que nosotros sostenemos desde hace tiempo.
Ya se dice públicamente en los medios del movimiento antinacionalista (y en los otros) que los nacionalismos disolventes que padecemos se basan en el simple antiespañolismo.
Hace apenas dos años ni se habría admitido decir “disolventes” o “padecemos”. Y pronto se aceptará que la imparable expansión de nuestros medios de expresión y organización, si bien aún dispersos, constituyen y deben constituir un movimiento, más allá de la diversidad de los puntos de partida de cada cual.
También ahora ya puede decirse que los nacionalismos no pretenden “extender” la democracia sino políticas de privilegios y dominio totalitario.
Incluso se empieza a criticar abiertamente el Estado de las Autonomías como caldo de cultivo del saqueo nacionalista y localista y como aberración económica.
Ha sido una travesía del desierto para quienes llevamos efectuando estas críticas en solitario desde hace años.
Por ello, queremos instar a todos a abandonar los prejuicios y suspicacias y avanzar hacia la necesaria unidad, unidad, unidad.