Somos conscientes de que nuestra insistencia en la unidad del movimiento contra el nacionalismo y sus cómplices gubernamentales cojea porque no especificamos suficientemente sobre qué temas se ha de forjar esta unidad y cómo se va a llevar a cabo. Obras son amores…
Ya hemos dicho que los diversos grupos que surgen para remediar la penosa actual situación parten de varios acentos: desde la renovación democrática hasta la lucha contra la claudicación ante el terrorismo nacionalista. También estas definiciones adolecen de indeterminación, ya sea en el qué o en el cómo.
La unidad se forjará no alrededor de un elaborado programa ni de una estrategia cuidadosamente planificada sino generando un lenguaje y una línea de propaganda antagonista, beligerante, ofensiva, que deslinde claramente los dos bandos y con el que la ciudadanía pueda identificarse, como se identificó en las últimas manifestaciones multitudinarias con la bandera y el himno nacionales, es decir con la unidad nacional.
Justo lo opuesto a cierto ingenuo, y sin duda bienintencionado (y miedoso), “buenismo” que parecen exhibir algunos grupos. ¿Qué significa “reforma de la Constitución” si no se especifica en qué sentido?, porque eso también lo proponen los nacionalistas o los republicanos. Si se reforma como se han reformado los nefastos estatutos autonómicos, ¿seguirán los “constitucionalistas” siéndolo?, ¿seguirán acatando la legalidad?…
Un aviso para todos los defensores de la totalidad de la Constitución debe ser que fue creada como compromiso entre partidos opuestos, pero interesados todos ellos en repartirse la rebañina de las nuevas instituciones democráticas.
Fue un mero consenso interesado y transitorio para todos. No es un dique firme frente a la erosión nacionalista y del actual gobierno subversivo . De la cosotosa, ineficiente, y disolvente aberración autonómica no hace falta hablar.
No debe confundirse un “programa unitario de mínimos” (soslayando lo que no esté directamente relacionado con las causas de la actual situación degenerativa) con la vaguedad o las generalidades en el lenguaje, como si hubiera miedo a ser algo concreto, a hacer política y no simplemente ciudadanía que se indigna, protesta y se vuelve a casa.
No. De estos grupos que surgen por toda la geografía española debe salir una organización o, de momento, una “unidad de acción” que dote al movimiento de identidad, consciente, sin miedo. Para los que luchamos desde le País Vasco o Cataluña o Galicia, una simple “Ñ” o un “España y Libertad”, o un “Fuera la Dictadura Nacionalista”, que aparezcan en nuestras calles es un acto de propaganda y afirmación inmensos, que quizás no es entendido ni tiene el mismo simbolismo en otros lugares de nuesto país.
El efecto que han tenido las manifestaciones masivas plagadas de banderas e himno nacionales ha sido devastador para los separatistas y sus cómplices, que se creían ante una nación sin espíritu ni organización.
Este “espíritu de Ermua” y este espíritu de la “campaña antiestatutos” debe fructificar.
De hecho, las posiciones de la población sobre los grandes temas (terrorismo, inmigración, unidad nacional, paro) vienen dados por su adhesión previa a una opción política, que les marca la opinión, y no al revés.
El programa de un partido dota a este de coherencia y credibilidad, pero lo que causa la adhesión o el entusiasmo no es la reforma de la Seguridad Social o los proyectos energéticos, sino la esencia, los motivos de existencia (verdaderos o falsos) de esa organización.
Nadie es del PSOE, de ERC o del PNV por sus propuestas sobre transportes, por ejemplo. Por muy materialista que sea la sociedad demanda cada vez más grandes causas y grandes ideas, especialmente ahora que las ideologías mueren de vejez.
Ya hemos dicho en anteriores comunicados cuáles consideramos los NOA que deben ser esos ejes comunes a todos, y también bajo qué consignas debemos empezar a actuar. Las reiteramos:
España y Libertad.
Unidad.
Contra los privilegios nacionalistas.
Contra el nacionalismo y sus cómplices.
Refundar la democracia.
Ley y democracia.
Nuestra debilidad es su fuerza.
N.O.A. Núcleos de Oposición Antinacionalistas