Mel Domínguez lleva poco tiempo en la región catalana, pero ha descubierto pronto donde hay que poner el cazo y qué culos hay que lamer.
Actualmente el lameculos «español-converso» ya se cotiza poco, hay otros tipos más interesantes.
Pero, para los conversos, estos actos repugnantes son importantes: se trata de limpiar su mancha de origen. Y si bien es imposible (como ya comprobarán, porque «Roma no paga a traidores») más difícil es limpiar la vergüenza propia que siente el renegado… nadie puede engañarse a sí mismo.
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