La imposible reforma de los reformistas

De las elecciones europeas y de las siguientes aún no celebradas podemos entresacar varias conclusiones dado el presente momento político:

CyU pierde votos en su huida hacia delante del cadáver político Mas para proteger los chanchullos de los virreyes Pujol. Los pierde hacia ERC por un lado y por el otro hacia el PP o Ciudadanos o UPyD.

Pierde el PSC-PSOE que se desangra, porque la moda del voto progre, superficial siempre, es ahora ERC, hacia el otro lado algunos van a IU-Podemos, y bastantes a UPyD o Ciudadanos .

Suben por lo tanto los pequeños reformistas. Pero ¿qué proponen? UPyD quiere un federalismo cerrado. Es lo que tenemos en la práctica y los separatistas lo rechazan; ya dijo Pujol padre que ellos siempre querrán más. El nacionalismo es un movimiento de élites en ascenso en pos del poder político y económico, lo demás son invenciones y mentiras para mantener en tensión a sus fieles, o fanatismos y complejos.

Por otra parte, la podredumbre del Sistema de castas políticas ha demostrado que sus componentes pueden desafiar la Ley sin consecuencias. La inmersión lingüística, el 25% de horas lectivas en español contra lo que se han rebelado abiertamente, las banderas oficiales…

Y eso que el nefasto Estado de las Autonomías se creó para los nacionalistas, y retorciendo el sistema electoral para que estén sobrerepresentados.

Estos grupos de reformeros como Ciudadanos y UPyD parecen querer congelar el Sistema en un punto determinado de su evolución, es decir de su degradación, para lo cual no bastarían leyes sino la sumisión de los separatistas. Hoy es menos probable que nunca.

El último en llegar es Vox. Escisión del PP por el desencanto que supone que Rajoy, ese contable sin valor ni principios, haya traicionado todos los escasos contenidos de su programa. Vox exhibe en su escudo la unidad nacional pero enseguida su presidente (ahora ya «ex») Vidal-Quadras se apresura a afirmar que hay que abolir las CCAA… menos las de Cataluña y el País Vasco, es decir las dos problemáticas y con movimientos separatistas controlándolas. Gran idea.

¿Y cómo van a controlar a los separatistas sin ilegalizarlos y reprimirlos?.

¿Bajo qué régimen y con qué metas?.

Vidal-Quadras es un buen ejemplo de que cualquier reforma, propuesta, o partido, que surja de Barcelona o Bilbao está ya infectada en origen, es criptoseparatista. Y de eso están aquejadas todas estas organizaciones.

Difícil lo van a tener si no reconocen que el problema principal y básico son los separatismos y todo lo que implican política, económica y culturalmente.

Su “corrección política” por fidelidad a la democracia, la pluralidad, etc… les llevan a dejar a la Nación y el Pueblo y a la misma democracia españolas a los pies de los caballos.

No es un futuro bonito el que nos presentan estos reformeros.

Vox, otro más, y avergonzado

El nuevo partido Vox (en un sector que empieza a estar muy transitado), escisión del PP, acierta plenamente al proponer abolir las autonomías, pero luego añade el “pluralismo”.

El huevo de la serpiente.

Las posteriores declaraciones de Vidal-Quadras confirman nuestras peores sospechas y el que todo lo que sale de Cataluña o del País Vasco está condicionado fatalmente e infectado: dice el ex-dirigente del PP que hay que eliminar las autonomías… excepto Cataluña y el País Vasco, a los que coloca en una posición prácticamente confederal. ¿Para eso te vas del PP?

Ya antes el intelectual orgánico de la derecha, Sánchez-Dragó, había dicho lo mismo. Se ven venir las bayonetas y el fin de su negocio mano a mano con la otra hediondez de la izquierda. Salvar el Sistema.

Esto demuestra, una vez más, que derecha o izquierda, todo es la misma mierda.

Porque el “respeto y desarrollo del pluralismo de las tierras” de España, el regionalismo como algo “natural e histórico” es el origen de todos los errores en el proceso de creación de nuestro moderno Estado nacional.

Y todas las facciones políticas lo aceptan, de los fascistas a los comunistas pasando por liberales, conservadores, socialdemócratas… Y todos se han conchabado con los separatistas y han ido alimentando a esa bestia insaciable y ladrona.

Ya basta. Hay que salvar a la Nación pero solucionando el problema de modo definitivo: atacar el origen y cortar el nudo gordiano que aprietan todas las ideologías.

Fuera localismos, fuera regionalismos, fuera autonomías.

¡Reconstrucción del Estado unitario, eliminación de los nazionalismos, eliminación de estos partidos y sindicatos podridos, inhabilitación de todos los políticos actuales, exigencia de responsabilidades y reparación de los daños causados!

El proyecto de Mas

Y seguimos acertando. Tal y como vaticinamos, la jugada de Mas le viene grande. Destinada a lograr más votos, en realidad le restan, así que ha retrocedido para lograr su objetivo real: seguir en el poder, tener más dinero para financiar su enorme burocracia inútil y mantener el momio.

Eso es el sistema y en él cada uno juega a su juego.

Así el PP post-Bárcenas sigue con su gobierno de gestión, cobarde y marrullero como siempre han sido los conservadores. El PSOE intenta estructurar una oposición a pesar de ser una cáscara vacía liderada por el dinosaurio Rubalcaba, donde ya echan mano de la tercera fila de segundones porque la primera y segunda ya están agotadas.

Mientras los separatistas de ERC engordan con su oposición-apoyo (¡!) a Mas y esperan el turno de gobernar, o sea de seguir robando, y después ya se verá, que es el lema de todos ellos. El mañana no existe.

No hay que olvidar el análisis que del nacionalismo hace J. Breuilly: «una estrategia de unas élites arribistas para obtener poder y recursos». Una banda de rateros.

A quienes les ha ido muy bien la manipulación de Mas-TV3 es a los de la ANC de la cadena (infra)humana, porque sin ese apoyo oficial hubiera sido una más de las chorradas sin trascendencia de los separatistas. La gente sólo participa en las romerías del poder constituido.

Y van con los carritos con los niños. Eso no es una manifestación, es un pasacalles de fin de semana. Los fenómenos políticos, hoy, son simples modas. Hubo la moda de la democracia, del destape, del cambio, del va bien, de la ceja, de la selección nacional y ahora del separatismo. No hay más que ver la cantidad de gadgets comerciales que ha generado.

Pero todo ello enmarcado dentro del juego de las ambiciones y tácticas de las facciones políticas.

Ahora la podredumbre del sistema se combina con la crisis económica y sus propios componentes rompen la estabilidad para obtener más recursos para sus tribus de caciques. Y no los hay. Mejor para nosotros. Cuanto peor, mejor. Fuera caretas. Gracias Mas, Rajoy y ZP.

Ha llegado la hora de cargarse el sistema partitocrático-separatista a toda costa. El brazo armado de la Nación debe actuar.

Ningún pacto entre partidos puede frenar la caída. No hay más dinero que robar.

¡ Insurrección  cívico-militar.!

«Reformeros»

¿Aún ahora tenemos que seguir escuchando las mamarrachadas hipócritas de los reformistas que minimizan las consecuencias y alcance del totalitarismo separatista y siguen proponiendo paños calientes y medias tintas?

Abandonistas de España como Losantos o César Vidal, con su liberalismo guay, exsocialistas (y exseparatistas) como Rosa Díez o Fernando Savater, aprovechados timoratos como Rivera o de Carreras de eso llamado “Ciudadanos” (¿Ciudadanos del mundo, de la  Europa germana y de la Constitución ninguneada?), periodistas como Pedro J. Ramírez que aún apoyan las autonomías y su reforma (¡si el PPSOEIU no puede autoreformarse cómo lo van a hacer las autonomías y los separatismos!), elitistas “enfants-terribles” como Iván Tubau, equidistantes “no-nacionalistas” como los de la Asociación por la Tolerancia y de los Robles, Romera, y Maritas, que fastidiaron durante más de una década la formación de un movimiento anti-separatista real y antagonista con sus ambigüedades y politiqueos baratos, o ultraderechistas “identitarios”, es decir renegados como todos ellos, avalistas de localismos tradicionalistas enemigos del “jacobinismo” español como son Ernesto Milá o Ramón Bau. Traidores.

Todos ellos, derecha e izquierda, con sus tics ideológicos de hace doscientos años coinciden en ningunear a España. Carecen todos ellos de lo único que nos puede salvar: el patriotismo y la honradez política.

Porque desde hace dos siglos todos los regímenes, TODOS, se han dedicado a realizar sus aberraciones ideológicas a costa del bienestar del Pueblo y de la estabilidad de la Nación.

Y que nadie saque lo de Franco porque fueron cuatro décadas perdidas para la renovación, bloqueada por el “haga usted como yo, no se meta en política” versión conservadora, que suponía no incentivar nada, incluido el patriotismo, como bien quedó demostrado en el vergonzoso abandono de Ifni y el ocultamiento de nuestros soldados caídos frente a la guerrilla marroquí.

El desafío ha sido, desde siempre, contra la Nación y el Pueblo, es decir contra España.

No pueden haber medias tintas ni rectificaciones porque la partitocracia y sus amigos separatistas van a por todas.

IU se quita la máscara

¡Al fin IU, por boca de Cayo Lara (29-05-2013), se destapa y se declara partidario de la desmembración de España!. Celebramos que se aclaren las posiciones. Ya no caben dudas respecto a esa formación abiertamente antiespañola ni sobre sus militantes y votantes.

IU se quita la máscara

Los nacionalistas, más coherentes – en eso al menos- siempre se han manifestado antiespañoles.

Mientras el PS(¿oe?), también antiespañol -la única seña de identidad de la autodenominada izquierda y de la progresía- no se atreve a manifestarlo explícitamente por miedo electoral, y anda haciendo contorsiones extrañas acerca del federalismo, asimétrico, confederal…

¿Y el PP?. Ajeno por completo a la idea de España y de Nación, que no existen en su imaginario y que incluso les incomodan y han contribuido a debilitar y a destruir, solo las invoca y utiliza sus símbolos, con oportunismo electoral, porque los demás no lo hacen, y así captar algún voto ingenuo.

¡Todos estos traidores, desleales, codiciosos y corruptos deben desaparecer !

La situación actual

La evolución de la situación política va poniendo a cada uno en su lugar. Arturito Mas finaliza su huida hacia delante solicitando a Rajoy una salida negociada que le permita salvar la cara y le libere de paso del dogal de ERC, socios y oposición a la vez !!!, y que le traspase más dinero para los continuos derroches en funcionarios y subvenciones de la Generalidad.

Rajoy, contento, ya ha empezado a devolverle señales, como las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, diciendo barbaridades como la transferencia de la competencia de recaudar el 100 % del IRPF, a lo que los separatistas han respondido, como siempre, con más exigencias, por si acaso caen: la ampliación de las competencias de su policía, los Mocitos, con lo que las FOP nacionales desaparecerían en la región.

CyU se desmorona porque al abandonar de un modo u otro el camino emprendido, que debía ser sólo un amago de chulería con el apoyo a la manifestación del 11-S, perderá ahora los votos del ala radical.

Además se acaba la carrera de Mas, a los pies de los caballos de los reformistas “moderados” del partido, ahora con el campo libre por la caída de Oriol Pujol, amo del cotarro y corrupto máximo.

ERC finaliza su negocio con réditos, aumenta su masa de votantes y hecha la culpa de todos los males a CyU-Mas y, como no, a España. Mientras a seguir engordando con poltronas y dinero, porque el negocio no puede parar en cualquier situación. Ninguno de estos dimite de sus cargos y escaños, que no olvidemos que son autonómicos, es decir, institucionales bajo la Constitución española vigente. Fuera del Sistema no hay vida, ni dinerito.

El PSC continúa con su juego de equilibrios de “ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio”, con lo que contribuyen de modo acelerado a perder votos, que probablemente irán a Ciudadanos, la UPyD, a minorías, o a la abstención.

ICV, (ex IU), aspira a heredar esos votos yendo también de razonable pero sin abandonar el bloque separatista, como el PP en el otro lado, pero sin convicción, porque para los conservadores la ideología, los valores, son una carga que sólo sirve para pintar la carrocería de lo verdaderamente importante, el dinero, el negocio, la economía.

Ahora comienza el cambalache y el intercambio de favores y de infraalianzas para ganar cada uno lo que pueda. No hay límites, todo a puerta cerrada.

El secretismo.

Esa es la verdadera política de las élites caciquiles de los partidos. Siempre a corto plazo.

¿Y nosotros? Muy bien, la situación provocada ha sacudido la tramoya de normalidad falsa en la que vivíamos, destapando no sólo la corrupción sino la hipocresía de los actores políticos, y las intenciones suicidas implícitas en los “nacionalistas periféricos” insertos en el sistema como un cáncer, empeorado con la aberrante mala idea de las autonomías.

Así que ahora se puede proclamar abiertamente cualquier tipo de salida al actual sistema podrido e inoperante, además de ruinoso, que multiplica la crisis económica que padecemos y que el imperialismo alemán disfrazado de UE acelera.

Ha llegado el momento de difundir la única solución posible: un golpe cívico-militar que no sólo acabe con la situación de agonía del Pueblo y la Nación españoles sino que, además, inicie un proceso de reconstrucción nacional que evite y prevenga los antecedentes que nos han llevado a este punto.

Por menos no vale la pena arriesgar tanto.

La hora de las realidades: el propio sistema “es” la corrupción.

Parece inevitable comentar los nuevos casos de corrupción. Pero es que ya no nos escandalizan ni nos sorprenden.

Lo que nos sorprendería a estas alturas es que se aclararan, que se juzgaran rápidamente, que se impusieran y cumplieran las penas de cárcel y que se exigiera resarcir el daño causado. Pero no es, ni ha sido así; el recientísimo caso “Pallerols” (que afecta a la UDC de Durán) y los demás, en ciernes, lo corroboran una vez más.

Cuando el simulacro de justicia que tenemos, actúa –siempre con gran dilación dejando a muchos delitos prescribir-, las componendas o los indultos, restituyen el orden putrefacto de la casta política.

El historial de la corrupción (término en el que coloquialmente se agrupan diversos tipos de delitos e indecencias -como las condonaciones de deudas a partidos, las exenciones fiscales de que gozan los políticos, y demás prebendas etc…-) es una saga sin fin desde el inicio de la “Transición”, y cada nueva fechoría se superpone, en rápida secuencia, a la anterior, relegándola casi al olvido.

Se dice que nos hemos acostumbrado a la corrupción y que hemos aceptado con indiferencia la impunidad y el descaro con que se produce. La hemos aceptado desde que, pese a su pertinaz presencia, la población ha seguido votando contumazmente a los mismos partidos corruptos. Así es, y de esa irresponsabilidad, somos culpables.

Somos culpables porque votándoles colaboramos y nos hacemos cómplices de la putrefacción y el robo.

Solo que ahora, con la tremenda crisis que golpea, la indecencia, especialmente cuando se da en la casta política, es más lacerante y parece insoportable.

Pero acrecentaremos nuestra culpa si, pese a todo, les seguimos votando.

También se dice que no todos los políticos son corruptos; tal vez todos no lo sean, pero de ningún modo se trata de “individuos aislados”, hay cómplices necesarios por acción u omisión. A ello nos lleva lo azaroso del proceso por el que se descubren nuevos casos (normalmente delaciones, traiciones e intrigas internas), y sin olvidar que se extiende a todos los niveles, hasta los más bajos, de menores importancias materiales y más difíciles de detectar. Tal vez los “casos aislados” a que se refieren sean, precisamente, los opuestos.

Ha imperado la “ley del silencio”, ya que se da en todos los partidos, hasta que la crisis ha ahogado amenazadoramente a las extensas redes clientelares establecidas en la partitocracia, en las que unos encubrían a los otros en un círculo cerrado, y pese a todo, ahí permanecen.

Por eso los partidos se perciben como bandas de malhechores donde se reúne lo peor, lo más hediondo de la sociedad y, en consecuencia, se profundiza el rechazo, desprecio y hartazgo de la sociedad hacia ellos. Ya no valen.

Es repugnante ver, en los momentos actuales (Febrero 2013), a Rubalcaba (y otros como IU, CiU, etc…) líder de un partido absolutamente podrido, clamar contra el no menos podrido PP. La conquista del poder exige lanzarse a la yugular del contrario. Pero ninguno de ellos merece ocupar el Gobierno.

Hablan de un “pacto anticorrupción”… su solo enunciado les delata. ¿La no corrupción, la decencia, se pacta? Si se lleva a cabo tal cosa no será más que un paripé para prolongar el saqueo y el latrocinio (el ejemplo lo tenemos en la podrida caverna separatista que cínicamente convoca una “cumbre” para recabar ideas anticorrupción. ¿Habrase visto mayor mascarada y burla?).

Es tal la indignación que por fin han levantado, que sus mastines en los medios, e incluso algunos políticos, empiezan a impresionarse. Tocan a rebato. Estos bomberos ven como única salida la regeneración y la autodepuración, ya que empecinarse en la negación y la ocultación, como han hecho hasta ahora, es muy imprudente, e incluso peligroso, por lo que tiene de prepotencia y de desafío a la población.

A nosotros nos da igual lo que hagan para “controlar daños”.

Su problema no es nuestro problema.

Ellos, son nuestro problema.

En el sistema que han desarrollado para sí mismos, en las autonomías –causa principal-, en la partidocracia –con sus manejos electorales-, la corrupción es inherente.

Afirmamos que el propio sistema “es” la corrupción.

Pero pese a lo llamativo, la corrupción económica no es lo peor. Lo peor es la corrupción política, en la que sí están involucrados todos. Se trata del incumplimiento de la Constitución (lo llaman “interpretación laxa y conciliadora” de la misma), de las leyes y sentencias y del sometimiento de la justicia al control de los políticos…; brevemente: la dejación del Estado, su ausencia, que ha generado una tremenda crisis institucional, aparentemente imparable ya.

El constante trapicheo con los separatistas por intereses meramente sectarios y electorales y la desidia, el desinterés y la inconfesada antiespañolidad (en algunas facciones políticas, e inoculada insidiosamente en una parte de la población como idea “progresista”) ha estimulado el crecimiento de la bestia nacionalista que ya se permite declaraciones sediciosas y golpistas con total impunidad.

Así es como el Gobierno de la autonomía en Cataluña, que es una institución del propio Estado, gracias al cual existe, rompe la soberanía del pueblo español declarando, ilegalmente, la suya propia.

Y no reconociendo las leyes del Estado, puede, en cualquier momento, en un acto de rebelión, declarar la secesión (la anunciada “consulta” ya no es de hecho necesaria, se trata de una mascarada, una escenificación, para darle aspecto de plebiscito, de demanda popular).

Frente a esta situación, que culmina un largo proceso de cesiones y renuncias a plantarles cara, el Gobierno actual no va a actuar. Quedó claro al enunciar “que esa declaración no sirve de nada”. Problema resuelto. Una vez más constatamos que para el “PP”, España no es su tema. Otro tanto podemos decir de algunos partidos de la oposición (P(soe), IU, PSC…) subrepticiamente antiespañoles, que pretenden camuflar su complicidad con los separatistas con esperpénticos proyectos federales “asimétricos”.

Para la defensa del país, ante su posible ruptura, nunca se van a unir. En lo que de verdad están unidos, todos, es en la corrupción… en sus felonías. Y si a algunos de ellos puede inquietarles la idea que se les hunda el chiringuito, otros, en cambio, se sienten muy cómodos en sus feudos.

La crisis que ahora nos ahoga es la consecuencia de un sistema que además de haber pervertido la democracia y todas sus instituciones, resulta ser un régimen traidor a la Nación española.

Estos partidos, al igual que sus sindicatos, ya no representan los intereses y las facciones reales del pueblo. Y estamos hartos de ellos.

Los partidos y los políticos actuales deben desaparecer. Hemos de deshacernos de ellos.

Algunos bien pensantes, a fuer de moderados, postulan la reforma del sistema desde dentro; conscientes de que tal cosa exigiría una especie de suicidio político y la autoliquidación del férreo entrelazado de intereses y redes clientelares, operación en la que muchos se quedarían sin modus vivendi. Pero no, el sistema no es reformable ni regenerable. A lo máximo que puede tender es a un amago cosmético “cambiar algo para que todo siga igual” (como ya ocurrió en Italia hace algunos años).

Otros, más desahogados, como Cayo Lara (IU) en fecha reciente (2-2-2013) tienen el cuajo de afirmar que la actual desafección a estos partidos desemboca ineludiblemente en el “fascismo”. ¡Ya está, se ha invocado al demonio! ¡Ya salió el eterno “tabú” inhibidor, intimidador y paralizante! Llamar a alguien “fascista” ha sido un recurso infalible y, de paso, hacía olvidar que los totalitarismos más salvajes y criminales han sido el nacionalismo (que se pretende desvincular del fascismo que realmente existió) y el comunismo. Así, según ese individuo, para no ser fascista hay que aceptarles, sí o sí. No importa lo que hagan, no tenemos otra opción.

Pues no. Ya no nos amedrentan. Ellos, precisamente, son el “camino equivocado”.

Y, sí, proponemos la insurrección nacional.

Por eso alertamos contra todo tipo de algaradas jaleadas desde diversas banderías y con otros fines, porque no se trata del consabido enfrentamiento de partidos llevado al extremo, sino de acabar con este sistema completamente podrido, de acabar con estos partidos y con estos políticos para:

– Implantar una Constitución verdaderamente democrática que proteja al pueblo.

– Sirva a la defensa de la Nación.

– Permita el control efectivo al poder.

– Garantice la real e inviolable separación de poderes.

-Establecer una nueva Ley Electoral que garantice el igual valor de los votos y la representación.

Para alcanzar estos mínimos objetivos es imprescindible terminar con el actual régimen político, abolir el desastroso sistema autonómico y erradicar el nacionalismo. Porque en democracia no “todo” cabe. Y solo hay libertad si impera y se cumple la ley.

Y habiendo sido conculcada la actual (y deficiente) Constitución e incumplidas, repetidamente, las leyes, por los sucesivos Gobiernos además de su extrema corrupción, estamos legitimados para llamar, como única solución, a la movilización y organización de todos los elementos leales a España, para la insurrección nacional.

CIUDADANOS

Curiosa la evolución del Partido de la Ciudadanía, con ese nombre tan “light” y tan anómico, desde la época en que no querían que se les fotografiara junto a una bandera española y tenían la palabra “izquerda” siempre en la boca (la gran obsesión del Foro Mogambo).

Ahora en el emblema de su campaña electoral hay ¡tres! banderas: la española, la europea y la catalana (o sea la aragonesa), como en el de los chicos de “deespañaycatalanes”.

¡Qué lástima que no estuvieran hace quince o veinte años, cuando empezamos desde la Asociación Miguel de Cervantes o la Asociación por la Tolerancia o el Foro Mogambo hasta llegar a los Núcleos de Oposición Antinacionalista.

Esos, como hacen los fascistas, sacan la bandera para lo que les interesa; pero patriotas no son. Porque patriota es querer a la Patria, el Pueblo, su bienestar y progreso, su libertad y su justicia.

Y todo esto nosotros lo queríamos hace 18 años y ahora mismo. Mientras los que ahora son de Ciudadanos o de la UPyD se esforzaban en elucubrar sobre la “izquierda” y el «no-nacionalismo», y en no ofender a los separatistas, que en nada se lo agradecen, al contrario.

Ahora se dan cuenta, que sólo la economía no mueve a la gente. Y no sólo lo demuestra la manipulación nacionalista sino esa otra gran ideología trasnochada, el comunismo, mezcla de religión, misticismo, disciplina y mesianismo. No sólo con cifras se defiende la Patria, señores de Ciudadanos, PP, UPyD y PSOE.

Patriotismo: lo necesario.

Insurrección nacional española.

Ahora se enteran

Hoy todos los movimientos políticos son “transversales”; pescan en muchas aguas distintas. El separatismo catalán también lo es, como lo fue el nazismo y el comunismo, y lo es el difuso movimiento de oposición al separatismo.

Hay no-nacionalistas tímidos como hasta ahora Ciudadanos y la UPyD, antiseparatistas como nosotros, los NOA, y existen los que han sido no-nacionalistas del sistema, especialmente peperos, que ahora tiran la toalla y proclaman la rendición.

Entre estos está Jiménez Losantos. En su artículo en “El Mundo” del 8 de octubre propone eso, que se disgregue España ante la inviabilidad del Estado autonómico oligárquico y poder así “recuperar” la Nación.

Sánchez Dragó, con su retórica habitual lo remacha. Todos a una.

Estos liberaloides imbéciles distinguen Nación y territorio, pero lo más grave es que España les importa, como a los demás, un bledo, con tal de que se salven y realicen sus sacrosantos principios.

Realmente no están en nuestro bando. Toda Resistencia está siempre sola. Ahora le ven las orejas al lobo, después de advertirles mil veces.

La insurrección se desvela cada vez más como el único camino que nos dejan.

Insurrección Nacional!!!

¡Echémosles! ¡A todos!

No vamos a sumarnos a los numerosos bailes de cifras que han sido aireadas por todos los medios, ni a las prolijas explicaciones (excusas de unos y acusaciones de otros) llenas de tecnicismos que las envuelven.

Apartamos toda esa hojarasca. Nos quedamos con los hechos.

Las llamadas «reformas» simplemente han hecho recaer sobre la población el peso del desastre económico; y siguen. Pero no tienen efecto sobre quienes pueden aportar el dinero necesario para afrontar la deuda y los intereses: conocen perfectamente el problema, están al corriente del desmadre autonómico, el verdadero agujero negro, y del descomunal despilfarro. Sólo una profunda reforma del sistema podría darles confianza.

Pero ni éste vergonzoso gobierno del PP, que blinda a la casta política frente, y contra, la población, ni el resto de partidos del sistema están dispuestos a enfrentarse a las autonomías (y menos a liquidarlas), tanto por debilidad ante sus «barones» como por convicción propia.

No van a desmontar un sistema creado para sí mismos bajo el que se ha creado una densa red de intereses y vinculaciones a la vez que ha fomentado un estado de corrupción generalizada que abarca a todos.Y aún en estos momentos el despilfarro sigue (la relación de hechos es interminable y ampliamente publicitada) pese a algunos retoques cosméticos que pretenden ocultarlo mientras se recortan por doquier los servicios esenciales a la población, cuando ya no hay dinero.

En éste contexto no podían faltar los nacionalistas con su eterna liturgia de victimismo y amenazas con la que suelen enmascarar ante sus fieles su ineptitud, su demencial derroche en crear naciones inexistentes y la más que notable corrupción que anidan.

Numerosas protestas (y más que habrán) vienen a exteriorizar la incipiente ira de la población, pero ha de quedar claro que la mayor parte de la dimensión de esta crisis, así como la dificultad para resolverla, son las consecuencias, no las causas, como ya habíamos dicho en repetidas ocasiones cuando aún había dinero y a muchos les parecía que no importaba.

Las causas contra las que hay que dirigir todos los ataques son:

  •  los separatismos.
  • la aberración autonómica.
  • la purria política al completo; sin excepciones.

Hay que acabar con este sistema desmadrado.

¡ Insurrección!

Por un Gobierno de Salvación Nacional con exclusión definitiva y exigencia de responsabilidades de la purria política y sindical actual.