… y ahora el trapicheo

Como ya esperábamos, sigue la estrategia de provocación y desafío nazionalista contando con una coyuntura muy favorable:

Podemos (y sus marcas franquiciadas) se han quitado la máscara, ¡por fin!, y se muestran como sus valedores… aunque realmente no constituyen un bloque uniforme y su verdadera faz dependerá de las tensiones internas.

El bufón del PS desempeña su papel de tonto útil para Podemos, desesperado ante la perspectiva de ser defenestrado por una facción de su partido y cegado por la ambición de alcanzar el poder a «cualquier precio», lo que ahora miembros de ese partido rechazan con vehemencia y aparente dignidad clamando por una defensa de la «unidad de España» que nunca antes les importó… argumento que ahora se esgrime como un mero ariete contra su repudiado secretario general). Todos saben que el pacto con Podemos, deseado por gran parte del PS, será un logro efímero para el partido, rápidamente fagocitado por Podemos y arrollado por la avalancha de todos los secesionistas.

También el PP se ha vuelto «patriótico» ahora, cuando se ve perdido, y sus alianzas con los nazionalistas ya no funcionan porque no tiene nada que ofrecer (los millones del FLA, no bastan).

Por su parte, los nazionalistas, han podido secesionarse en cualquier momento, nunca han tenido a nadie delante (y si muchas complicidades favorables de la autodenominada izquierda y de la progresía) y una población profundamente inoculada de hispanofobia y de rechazo a la «casposa» y pasada de moda idea de España. Pero mientras había dinero a espuertas y abundante mangoneo con impunidad, no había prisa en tener su «Estado propio»; pero ahora no hay dinero, hay poco que sacar y sí conviene la secesión (¡pero siempre en «condiciones favorables»!, que no están dispuestos a pagar el coste de la misma). No tienen más límite que su propia incapacidad, como se está demostrando.

No obstante, una vez más, remachamos la culpabilidad de todos los gobiernos hasta ahora habidos, en el proceso de destrucción de España.

La actual redistribución de los votos entre cuatro pretendientes ha puesto al descubierto:

a) El fracaso del postulado reformismo o regeneracionismo, pues no ha logrado atraer a votantes, como se ha visto.

b) El fracaso de los eslóganes relativos a los «nuevos» políticos y sus políticas, que tampoco han atraido votantes. Más bien lo que ha movilizado ha sido el supuesto voto de castigo o de hartazgo de la PPSOE, aunque como se ha ido viendo, los «nuevos» ni son muy distintos ni «más mejores» que los anteriores, son «casta» de antemano.

c) La pervivencia en el imaginario público (atizado por los medios lacayos) de la estéril y falsa dicotomía «izquierda-derecha» que lastra las opiniones y las actitudes.

Ahora asistiremos al habitual e indecente trapicheo con los pactos post-electorales, que parecen no disgustar mucho al personal, pese a que en realidad son fraudes democráticos sin paliativos; lo decente serían «coaliciones electorales», a la vista de todos, sin tapujos ni ambiguedades. Pero los politicastros no se sienten cómodos con actitudes claras y transparentes.

Y ésto es consecuencia de una Constitución muy mal hecha, a sabiendas, de un Estado Autonómico corrupto en sí mismo y origen de todas las corrupciones (como querían) y una deshonrosa Ley Electoral que distorsiona la realidad de los votos y que sobrerrepresenta a quienes precisamente se declaran agentes de la destrucción de España.

Con estos elementos se ha construido el chiringuito de los politicastros viejos y nuevos.

Es probable que el resultado de la mezcla de todos los factores conduzca a una mayor inestabilidad, alterando con ello el deseado proceso de muerte lenta e indolora de España, abriendo por lo tanto la posibilidad de reacciones imprevisibles, pese a la indiferencia, ignorancia y desprecio al propio país, que los politicastros han fomentado en una población hedonista, durante los 40 años de partitocracia.

Frente a todos, y contra todo, ahora, el Ejército debe encabezar un contragolpe que restituya la legitimidad y la legalidad de las instituciones del Estado, debe tomar el poder para regenerarlas (ahora sí) limpiándolas de la escoria que las coloniza y eliminar a todos los sediciosos.

¡Abolición de las autonomías, ya!

¡Ejército al poder!

El poder a cualquier precio

(Aunque solo sea lo que quede de poder, y el precio sea la destrucción final de España).

Las elecciones del próximo 27 S parecen tener una excepcional importancia.

Si no son favorables a las ambiciones separatistas seguirá la estrategia de provocación y desafío a España para crear otra situación crítica.

Si son favorables a los catanazis, y logran efectuar su declaración de ruptura con España, más o menos encubierta por el propio Gobierno actual y los partidos del sistema – lo que por otra parte tratan de hacer mediante el trágala de la modificación de la Constitución -, no es el fin de la «historia» sino el principio; tras la separación de hecho, se iniciará de inmediato la «expansión territorial», anunciada explícitamente durante años y ahora reafirmada rotundamente. No será el fin del drama, sinó el inicio de uno mucho mayor.

Inmersos en este ambiente inquietante, no se descarta el temor de que en estas elecciones se produzca un «pucherazo» catanazi (algo de eso pero en muy reducida escala ya ha ocurrido en otras anteriores), si bien no generalizado, pero sí suficientemente significativo, posibilidad, sospecha, muy realista que el Gobierno (¿?) se niega a considerar y a vigilar especialmente, e impedir.

El proceso que estamos viviendo es claramente golpista. No porque nos lo parezca, sinó porque los propios dirigentes nazionalistas y sus asociaciones afines así lo han afirmado pública y reiteradamente aunque, obtusa y cerrilmente, el Gobierno se niega a considerar.

En vísperas de éstos acontecimientos se ha desarrollado una gran ofensiva antiespañola desde distintos puntos de la geografía y desde distintos grupos políticos; así a las ya conocidas desobediencias de las autoridades públicas catalanas con la declaración de municipios secesionistas, eliminación de la bandera española y colocación de banderas separatistas no constitucionales -ilegales por tanto-, se añaden otros: Colau en Barcelona pretende expulsar, al Ejército y a todos los restos del Estado, de Barcelona, se prohibe el Himno Nacional y la bandera en numerosos Ayuntamientos (Albal, Silla, Sueca, Alcora etc… la lista es muy larga) a lo que hay que sumar la impagable colaboración de los medios (y sus mastines: los periodistas)…¡todos a liquidar!.

Hasta ahora los separatistas lo van consiguiendo todo; primero con los asesinatos, magníficamente recompensados, y ahora con las bravuconadas sin que los Gobiernos (¿antiespañoles?, ambiciosos de poder y dinero) no hayan hecho más que ceder y doblegarse al servicio de sus propios trapicheos electorales.

El «apaciguamiento» ha alentado la agresión y ha realzado, ante el sector de su población adicta, la figura de sus líderes mesiánicos (saqueadores, mafiosos intocables, podridos de corrupción reconocida públicamente y no perseguida por fiscales y jueces – otros truhanes a los que hay que ajustar las cuentas-) mientras los Gobiernos, que nunca han rechazado ni contrarrestado las manipulaciones y falsedades declaradas por los secesionistas y propagadas por los todos medios (como ahora los datos claramente falsos de la participación en la manifestación del 11S) se han desvanecido, siempre, silenciosamente por el fondo del escenario, sin presentar batalla,…de nuevo los trapicheos electorales.

El drama se perpetúa en estos momentos; el Gobierno de Rajoy financia generosamente a Mas y sus compinches, en sus desvaríos, a través del FLA, con la excusa de tranquilizar a los mercados financieros internacionales, de seguir garantizando los servicios sociales esenciales y el pago a proveedores, pero ese dinero no se destina a esas finalidades, es sabido, es público y notorio. El Gobierno no lo ignora pero sigue en lo mismo. Esa lluvia de millones financia el «proceso separatista» y las fantasmales «estructuras de estado» (un pozo muy negro y sin fondo) que ocultan y hacen olvidar las cuestiones sociales y las políticas antisociales que se practican en esa región, proceso secundado criminalmente por los inefables sindicatos (que señalan a otros ¡cómo no!) y las autodenominadas izquierdas. En este «totum revolutum» han encontrado provecho también los «conversos» (renegados, como, por citar a unos pocos muy visibles: Justo Molinero, Eduardo Reyes, Gabriel Rufián, José Manuel Giménez etc…) que viven de la sumisión y del desprecio a su origen; se trata de charnegos sin dignidad (y baratos, como los Kleenex).

El resultado de los irresponsables e inconfesables trapicheos de los diversos Gobiernos con los nazionalistas, cesiones y permisividades inexplicables, es que se ha creado un monstruo que ha crecido, se ha hecho díscolo, creyéndose fuerte, y ninguno de los politicastros que han ocupado el poder se han atrevido, ni han querido, plantar cara al desafío. La aparente fuerza de los nazionalistas no se debe a su número ni a su determinación, sinó a la lenidad de quienes debieron hacer cumplir la ley, como les obligaba el mandato que ejercían; ellos mismos saboteraron el Estado al que servían, a eso se le puede llamar traición…y tiene que tener castigo.

El resultado de esta pestilencia es que en las regiones «dominadas» por los nazionalistas, aún no siendo mayoría ni con mucho, se han hecho con los resortes del poder, y su marcha es imparable porque constatan, pese a lo que digan en su histérica propaganda, que no se les enfrenta nadie. Parece como si todo estuviese ya pactado (incluso el período de disolución de las Cortes tras las elecciones del 27S, insinuando un vacío lleno de posibilidades), se trataría de llegar a una ruptura de matute, que no lo pareciera…pero la voracidad de los lenguaraces separatistas es demasiado exagerada para pensar que serían capaces de mantener la necesaria discrección.

La perspectiva es desoladora desde todos los ángulos. Para el «PSOE» no es muy molesta dado su carácter profundamente antiespañol, guste o no ese es su objetivo histórico (así como también el de los masones), que nada tiene que ver con lo que en el mundo ha significado el socialismo; aquí es simplemente la liquidación de España. Una realidad y un concepto que detestan profundamente y que no pueden soportar. La «izquierda» en España es completamente distinta de la izquierda en cualquier país europeo (dejando de lado su nulidad intelectual y teórica).

El PP, continuador de la «derecha» liberal, hereda de la derecha histórica la indiferencia, e incluso la hostilidad, hacia la idea de Nación y de la incómoda «soberanía popular» que ella conlleva, a lo que tiene que adaptarse, forzosamente, empujada por el signo de los tiempos y del entorno. Y ello aunque en nuestro caso se trate de una Nación histórica, no producto de la modernísima ideología-doctrina nacionalista que crea naciones «ex novo», y a las que sí se adhieren, interesadamente, las oligarquías y burguesías locales. Por ello ese partido jamás defiende ni defenderá la idea ni el concepto de España (que desconoce por completo), a los que tímidamente simula acercarse, oportunísticamente, cuando las circunstancias electorales les fuerzan a tratar de arañar un puñado de votos más.

Pero en cualquier caso, esa lucha ideológica «no es su tema», para ellos es un estorbo (las declaraciones del asno Margallo, el 10-9-2015, lo demuestran claramente, aunque estéticamente ha sido obligado a desmentirlas, como siempre retorciendo al extremo las palabras); su interés se centra únicamente en que los negocios sigan funcionando, en el interés de las oligarquías (especialmente las afines). Con el PP el lema es «la economía lo es TODO» y «hacer como que no pasa nada…» es decir, el adormecimiento de la casi inexistente lealtad, interés y patriotismo, de la población, y con ello la muerte lenta (si puede ser silenciosa e indolora) de España.

Poco más nos queda por ver. Ciudadanos, desde su origen -que conocemos bien- no merece la más mínima confianza, y a medida que crece (¿porqué?) se ven más claramente sus comportamientos; se confirma que «todo lo que nace en ésta región lleva en su seno el cáncer del nazionalismo».

Podemos, y su conglomerado difuso de agrupaciones, pretende ser algo así como un atrápalo-todo, queriendo hacer ver que sí y que no a la vez pese, a ser muy malos prestidigitadores. A cada uno le ofrece lo que quiere oír (una táctica «novísima y original» ¿no?), pero la realidad pronto se ha impuesto: nada de nada. Por no ser no es ni la «voz de los indignados», sinó la de los neo chorizos como ha quedado demostrado de inmediato. No son diferentes, son lo mismo que ya teníamos, y para este viaje no hacían falta alforjas ¿se darán cuenta los incautos, pese a la presión de los rastreros y manipuladores periodistas?

Otras posibilidades, potencialmente esperanzadoras, como VOX, o Democracia Nacional, ligeramente más visibles entre la miríada de grupos y grupúsculos de orientaciones muy próximas pero dispersas, están aferradas a sus pequeños conceptos fraccionarios hasta la inoperancia absoluta. Posiblemente imbuidos de buena voluntad pero aquejados de una debilidad extrema, acosados por todas partes y silenciados por completo como apestados. Y pese a todo no se corrigen, y siguen larvados de nauseabundos personalismos.

Siendo tan pocos, y los enemigos tan numerosos y poderosos, es suicida debilitarse más en querellas por completo ajenas al interés de la Nación y el pueblo españoles.

Su máxima debería ser: ¡Apoyarse siempre, perjudicarse nunca! ¡Unidad!

Nunca debemos perder de vista la naturaleza de éste sistema político y de los medios (y periodistas) que en él operan, que acoge en su seno a asesinos (encumbrados al poder), golpistas (la extensa camarilla de catanazis) y radicales de extrema izquierda y antisitema, mientras que repudia, con indgnación e intemperancia, a cualquier grupo o manifestación patriótica.

Toda esta lluvia de infortunios inunda a una población, en gran parte sin autoestima, e imbuida por una mentalidad de desprecio e indiferencia al propio país. Tal parece que nos encaminamos a una encrucijada histórica que la población española no va a poder afrontar con la determinación y el coraje necesarios.

Esta población cerrada en sus problemas personales debido a la gran crisis económica, problemas ciertos y acuciantes, no percibe que con la destrucción del país, esos mismos problemas se acentuarán muchísimo más hasta extremos inauditos. Cada vez, la solución, si la hay, será peor.

La defensa de la unidad de España no es un juguete, ni un capricho, ni un lujo superfluo, sinó una necesidad vital. Por eso, ahora, es imperativo que frente a todos y a todo, el Ejército tome el poder.

Pero no para defender a este sistema político ni a estos politicastros mentirosos, corruptos y saqueadores, actuales. Todo lo contrario. Hay que defender y regenerar las Instituciones del Estado, lo que implica la reconstrucción del Estado unitario, que frente a todos siempre fue mucho mejor que la aberración autonómica, que por tercera vez en nuestra historia, ha fracasado.

Se debe poner fin al actual proceso político que está culminando con un Golpe de Estado anunciado públicamente, lo que ya es en sí un delito grave, y que ni gobierno, ni fiscales ni nadie dice ni mu. Esta desidia y dejadez, además de ser asombrosa, es ¡cómplice!.

El ejército, debe y pued,e encabezar un contragolpe que reconstituya la legitimidad y la legalidad hoy inexistentes, tomar el poder y detener a todos los sediciosos, sus colaboradores, los políticos todos, también cómplices y limpiar a fondo las Instituciones del Estado. El pueblo español espera eso de su Ejército: lo necesita.

¡Abolición autonomías!

¡Ejército al poder!

¿Problema territorial?

Podemos se anda a la gresca con Mas, y con todos, pero siempre dentro de su ambigüedad. Son sus guerras y a nosotros nos importan un pito, pero hay cosas que nos llaman la atención como esta réplica: «Quien dice que la solución al problema territorial pasa por un referéndum sabe que lo que está diciendo no es cierto», señala Pablo Iglesias (19/1/2015).

¿Y cuál es “problema territorial de España”?…

En España no hay ningún “problema territorial”, el que algunos quieran fraccionar territorios y hacerse con ellos no es un problema territorial, es una cuestión de pillaje y usurpación por parte de bandas criminales que se convierten en un problema si no se las expulsa de nuestra casa, o se exterminan como a las cucarachas (lo que son).

En esta categoría hay que incluir a Podemos que se han declarado a sí mismos amigos de la banda asesina de los nazionalistas, y por lo tanto, aunque no hubiesen más evidencias, por eso solo son antiespañoles. Como así mismo lo son quienes les entreguen su voto.

Y así anda jugueteando, como un aprendiz tonto de malabarista, con el fantasmagórico invento nazionalista del “derecho a decidir” sin aclarar nunca si es de todos los españoles o solo de una parte de los habitantes de una región (los demás no cuentan) sobre aquello que pertenece a todos (que tampoco cuentan).

El truco con el que pretenden confundirnos consiste en mezclarlo con extravagantes e imprecisas reformas de la Constitución, de las Instituciones, de un cierto proceso constituyente, del “modelo de estado”… ¡de todo! sin mencionar nunca adonde se quiere llegar.

Pero por más que lo diga el coletas, España “no es una realidad plurinacional”, “España es una realidad histórica”, es una “Nación histórica”, y no el producto ni la invención de una ideología espúrea.

El coletas y sus choricillos, aspirantes a chorizos plenos, debería explicar qué es una “realidad plurinacional” (a lo mejor es un alien). El caso es juntar palabras para hacer ver que dicen algo, está ya muy visto, estamos hartos de charlatanes.

No nos engañan.

De entre esta juerga de las confusiones y las mentiras surge una idea clara y precisa: el Ejército debe tomar el poder para liquidar las autonomías y reconstruir el Estado español unitario, donde no tengan cabida los nacionalismos ni estos politicastros podridos y traidores al país.

¿Falso referéndum?… fracaso doble.

La cosa del 9-N no reunió ninguna de las condiciones para ser un referéndum o una consulta democrática válida, ni tan solo una macro encuesta. Es decir se trató de un algo indefinible pero que ha desembocado en un pucherazo a lo bruto.

Dado el descontrol y venalidad del proceso se sabía de antemano tanto la participación como los “resultados”. En consecuencia se podía haber ahorrado la mascarada que, no obstante, ha desempeñado una función propagandística apreciable.

Pero el mismo 9-N que según afirmaban días antes “no era nada”, ahora ya ha adquirido categoría de referéndum democrático y los “resultados” consignados no pueden ser desestimados ni obviados; hay que darles realidad. El conejito ha salido de la chistera.

Se trataba (así estaba anunciado) de “engañar” al Estado, para lo cual el Gobierno, y el partido en él, el PP, ya estaban muy bien dispuestos y participaban de la farsa de vetar (a través del no menos farsante Tribunal Constitucional) la realización de tal acto. Y ello en medio de serias, “pero serenas”, amenazas, si se producían desafíos o desobediencias… hechos consumados que se han producido, siguiendo el guión, sin consecuencia alguna -de momento- y con la inestimable colaboración de los fiscales y jueces que aún siguen “estudiando” para dilucidar si hay delito (están tan habituados a retorcer las palabras que ya no pueden distinguir entre el blanco y el negro).

Realmente no es más que un inmenso engaño en el que a los nacionalistas (CyU/Mas) se les ha ido la mano y ello dificulta la operación por la que se disimularían las corrupciones que ya iban emergiendo (Pujol, Mas…) y que entre todos había que tapar o contener, así como el enorme fracaso gestor del incompetente Mas.

Paralelamente se ha desarrollado el juego de la lucha por el poder entre ERC y CyU. En este juego de enmarañados lances, fintas y huidas alocadas hacia adelante se ha llegado a situaciones inciertas, y paradójicas, al haber excitado, y movilizado el nacionalismo previamente inoculado por la presión propagandística que da el control de todos los medios y de la enseñanza durante años, “creando” sentimientos de odio a todo lo español en sectores amplios de población a la que se ofrecen expectativas desmesuradas, delirantes y racistas propias de la ideología.

El clímax lo ha puesto la aparición de un factor nuevo: la enorme crisis económica, en su mayor parte endógena y como vamos sabiendo generada por enormes y extensas prácticas corruptas, despilfarros y robo.

Este nuevo factor es el que ha limitado y alterado el método normal del trapicheo y compra de apoyos en el Congreso a los sucesivos gobiernos (PSOE y PP) mediante concesiones a los nacionalistas costosas y deletéreas para la Nación Española. Poco les ha importado… ambos antiespañoles. Pero ahora hay muy poco dinero y casi nada más que ceder, y el órdago nacionalista es final.

Para ambos partidos (PSOE y PP) se trata, ante todo, de salvar el chiringuito, que ya empiezan a temer que se les puede caer encima (pero aun así siguen contumaces en sus enjuagues), y así vemos que ante la quiebra de la Generalidad, Rajoy y sus esbirros han inyectado desde 2012 dinero a espuertas en esa comunidad, también sin control alguno, y con destino final dudoso. Aún así ¡hay que salvar a CyU! (y si se puede, o si se deja, también a Mas).

Es un esfuerzo inevitable para mantener como sea el “sistema”, compuesto por el PP y el PSOE, asistidos por CyU y el PNV, a los que no hay que dejar caer de ningún modo, y algunos otros comparsas secundarios que ocasionalmente hacen algún “cameo” por la política local.

Pero los políticos nacionalistas arrastrados por sus luchas internas, han derivado (ocultado) su fracaso económico en un desafío al Estado con aparatosas, y magnificadas, movilizaciones populares jaleadas con planteamientos secesionistas por una intensísima y opresiva propaganda a través de todos los medios de comunicación, trufada de quiméricas promesas y de otras cínicas reclamaciones que podrían estar ampliamente satisfechas con los medios y atribuciones con que han contado, de no ser por su rapacidad extrema y su ineptitud gestora. Su propia codicia y falta de honradez ha castigado a su población, pero ésta, ciega a la realidad por el fanatismo, da por buena la consigna: “España nos roba”.

Los resultados publicitados por ahora (puesto que la votación-fraude se prolongará durante ¡15 días!), pese a la carencia de garantías y de control, con abundancia de irregularidades, son un sonoro fracaso: una participación que apenas alcanza el 30% (con un censo ampliado que incluye a jóvenes de 16 años, más extranjeros recientes o no etc…e incluso la posibilidad de votar repetidamente como ha sido demostrado claramente). Y de ese 30%, un 80% ha sido afirmativo, es decir el independentismo solo ha sido manifestado por el 24% de la población convocada, el 76% restante ha sido indiferente a la convocatoria secesionista. Los independentistas son una minoría exigua.

No obstante no hay que echar las campanas al vuelo porque simultáneamente también ha sido un fracaso del Estado que tras anunciar que impediría esta versión de consulta-trampa, ha asistido impertérrito a su realización, pretendiendo engañar a la población española, con la excusa de que era una iniciativa particular de dos entidades (ANC y “Odium” Cultural, ambas terminales directas de los partidos nacionalistas) ajenas a las autoridades legales.

Pues bien, la Generalidad en un acto de arrogancia se ha declarado responsable, humillando y doblegando con ello al Estado –no a un Gobierno concreto- ; es tal la vergonzosa ausencia y dejación del Estado en Cataluña que incluso una insignificante gritona, la Forcadell (ANC), pese al fracaso consultivo, ha podido afirmar que ya habían “desconectado del Estado”.

Si ya sabíamos de su inexistencia en la región, en esta ocasión tan especial en que se desafía al Estado con la secesión, alcanza cotas insuperables la cobardía y vileza del actual ejecutivo y de su cabeza: Rajoy, otro incompetente e indigno, encubridor de corruptos, incapaz de hacer frente a los nacionalistas y por lo tanto, en la práctica, cómplice de ellos, este Sr. y ese partido (el PP) faltos de decencia, de principios, de moralidad y de patriotismo (un “coñazo”) están descalificados para seguir ocupando el poder y deberían ser desalojadosde él.

Y no es que del otro partido, el PSOE, también antiespañol, podamos decir cosas mejores, porque, además de corruptos hasta la médula, ante el actual desafío, su secretario general (Pedro Sánchez, otro que también “habla catalán en la intimidad”), ya ha anunciado que tiene los pantalones bajados y en premio a los golpistas, por quebrar el Estado, les ofrece modificar la Constitución “a la carta”, pero nunca nos explica en qué consiste eso del “Estado Federal”, a qué clase de federación se refiere, ¿será también un “tipo especial” –como lo era aquello de “una República de un tipo especial” de antaño-?. No le demos más vueltas, es un trágala. Es muy difícil, imposible, saber de los dos quién es más nefasto para España, si el PP o el PSOE.

Probablemente la desobediencia de los entes públicos en Cataluña sea simplemente una cuestión de orden público, pero el desbarajuste del Estado y del modelo autonómico es una cuestión que requiere el derrocamiento de éste sistema que acabará con España si antes no se acaba con él, y eso sólo puede ser llevado a cabo por el Ejército cuya primera obligación es la defensa de la unidad de España.

Porqué no estuvimos en el 12O de Barcelona

El 12-O los NOA no estuvieron en la celebración de Plaza Cataluña que organizan PP-SCC-UPyD porque, pese a congratularnos del acto de afirmación de la Fiesta Nacional, consideramos que estas organizaciones representan trincheras rebasadas.

Estos grupos, junto con otros viejos militantes como Asociación por la Tolerancia, Foro Babel o Foro Mogambo defienden una coexistencia democrática con el separatismo.

Separatismo vasco-catalán que se ha dedicado durante 37 años a saquear las arcas del Estado (junto a la partitocracia y el caos autonómico por ella montada) y a saltarse las leyes y los derechos civiles y nacionales de la población.

Y ahora se monta un circo de tres pistas para tapar el super-robo del amo Pujol; pero sobre todo, este desafío supone un paso más en su escalada de poder y latrocinio.

Los mismos que decían que modificar la Constitución era “destapar la caja de los truenos” lo quieren hacer ahora para “encajar” a los separatistas (ellos dicen “a Cataluña”) dándoles en definitiva lo que quieren, más dinero con un sistema tipo Concierto Económico Vasco, más “asimetría” o sea una independencia de facto pero sacando dinero de los demás, más robo y más despilfarro. Una vez más: ceder al chantaje.

Todas estas organizaciones lo que quieren es congelar como sea la situación en un indeterminado punto del proceso, con toda su precariedad y opresión.

El propio presidente de Sociedad Civil Catalana se declara “nacionalista cultural catalán” y propone “gestos” como celebrar consejos de ministros en territorio catalán. Parece un chiste. No nos extraña que se lleven tan bien con los cretinos contables del PP, ¿o son ellos también el PP, los que han incumplido todo su programa, todas sus promesas, los nuevos ZP?

El nuevo desafío separatista, con la “centrada” CyU al frente, aunque autodestruida, supera cualquier oferta que puedan hacerles, incluso económica, que tampoco pueden porque ya no queda dinero que dar.

Lo único que ha cambiado es que antes no se utilizaba la palabra España, y ahora, por necesidad sí, pero su España, con adjetivos, desnaturalizada como Nación y Pueblo, rellenada con cualquier retazo de ideología decimonónica polvorienta para uso de nuevas élites intelectuales y comunicadoras.

En la que caben los “gestos” que quieren los tertulianos de SCC, AT y partidos como Ciudadanos, UPyD o el PPSOE.

Este Sistema, creado por el ambicioso Suárez y los “constituyentes” conservadores y avalado después por los progres para los separatistas, está siendo dinamitado por ellos mismos, acompañada por la izquierda hundida del PSOE-IU, los radicales populistas de Podemos-Ganemos y los liberalillos tipo Ansón o Pedro J. Ramírez, que ante todo quieren el Sistema, su Sistema, su pseudo-democracia liberal, porque España les importa un pito.

Pero de hecho todos ellos trabajan a nuestro favor. En poco tiempo nuestra alternativa que ahora parece un radicalismo utópico y desagradable que todos exorcizan, será la única solución y una necesidad si es que queremos salvar la Nación, la Libertad, la Justicia, el Bienestar y el Orden.

¿O queréis a ERC-Podemos-Bildu y el caos y el pillaje?

¡Ejército al poder para liquidar las autonomías y reconstruir el Estado español unitario!

De traidores

En este circo del separatismo, todos los actores payasos con la cara pintarrajeada actuando como tahures con las cartas marcadas, hay dos de ellos especialmente revulsivos y de segunda fila.

Unos son Ciudadanos/UPyD, quienes una vez descubierto el hecho evidente de que es la unidad nacional y no las pijadas técnicas de la gobernabilidad cotidiana lo que adhiere a la gente, propugnan un retroceso a no se sabe qué punto ideal para ellos de la deriva autonómica (para a partir de él repetir de nuevo el mismo viaje). Y esa ya antigua pretensión tan morigerada la mantienen todavía hoy con los separatistas con el ego tan subido.

Los otros son los periodistas, esos perros del Sistema, tipo “El Mundo y “ABC”, etc. que afirman que hay que “exorcizar” a los separatistas después de parar el proceso, con una machacona reforma constitucional, pero no para desmontar las autonomías e ilegalizar los separatismos (¡tabú!) sino para proporcionarles un mejor “encaje”, es decir seguir dándoles más dinero y más poder (y que nadie se equivoque, esto no es el final, sino el principio, porque a continuación viene la expansión territorial, que también cuesta dinero…).

Es decir el mismo error multiplicado.

No parece darse cuenta nadie que es el Sistema político partitocrático-autonómico el que se suicida (y “nos suicida”) y que lo que hay que salvar es la Nación, el Pueblo, el Estado, la Libertad y el Progreso españoles.

Son, unos y otros, voceros del Sistema, entregados a la salvación del mismo a toda costa. A costa de España y los españoles.

Y para redondear, aparecen nuevas, y oportunistas, “agrupaciones” de “cenantes”, personajes con una cierta significación pública, con los mismos limitados horizontes que los anteriores, que nos retrotraen a aquellas lejanas reuniones de la Asociación Miguel de Cervantes, de la Asociación por la Tolerancia, del Foro Babel o del Foro Mogambo…, en las que nos quedó muy claro que intelectuales y militantes del fundamentalismo liberal o del progresista preferían la fidelidad a sus postulados y la defensa de su identidad política que la defensa de la Nación y el Pueblo españoles, lo que por lo visto no era su tema ni su preocupación.

Todos ellos atentos a salvar su identidad, sus esencias, sus discursos construidos en sus utopías y su fanatismo cuidadosamente ocultado, atribuido siempre a los demás…

Fue allí donde aprendimos que todas las ideologías, TODAS, han contribuido al desastre actual, y que especialmente las que se presentan como alternativas son aún más dañinas y manipuladoras (comunismo, populismo, fascismo, ecologismo…).

Sólo un movimiento basado en las instituciones dotadas de legitimidad y valores pueden salvar a la Patria y el Pueblo: el Ejército.

Todo lo demás que se propone es reformismo, tolerancia y dejación para con el enemigo declarado, más corrupción, más autonomísmo…

La inestabilidad permanente

Si algo podemos decir de los últimos acontecimientos políticos es que han generado una dinámica: la inestabilidad.

Todo sistema político está estructurado para crear estabilidad… menos el sistema autonómico español. Diseñado para integrar en el consenso suarecista a los separatismos vasco y catalán, se ha convertido en un apéndice de la corrupción de la partitocracia y en un acícate para el poder fascista de los separatismos.

Ahora, incentivado por la crisis económica y el enorme gasto autonómico, el Sistema entra en caída libre: la descomposición del PSOE y la división del PSC han provocado una fuga de votos a IU-Podemos, los radicales, y en la zona catalana a ERC, porque no sólo van ahí votos de CyU, rota por la maniobra “soberanista” de Mas para proteger la corrupción de la familia Pujol, y que ya ha provocado la escisión de la UDC de Durán, que se postula como heredero de la CyU pactista y chupóptera.

El PP no se libra del desgaste: su total traición a los principios que le llevaron al poder ha creado una escisión, la de Vox, en la ola de movilización de las fuerzas sociales conservadoras que se inició en la nefasta era Zapatero.

Y por su faltaba algo el Rey abdica. Felipe VI tendrá que afrontar las consecuencias catastróficas y caóticas de una reforma constitucional que no satisfará a nadie, y menos a los separatistas.

Todas las facciones políticas piensan que ellos ganan, ninguno ve la situación global a medio plazo. Nosotros sí: los propios componentes del Sistema son subversivos en él, segando la hierba bajo sus propios pies.

En segundo lugar las instituciones tendrán que destruir el Sistema político degenerado si no quieren ser arrastradas en su caída, la Monarquía, el Ejército, el Estado, y todos los sectores sociales, los empresarios, los trabajadores… El Sistema lleva en su seno el huevo de la serpiente: el separatismo y la subversión a la que atrae y arrastra. Así que “cuanto peor, mejor”, nos hacen el trabajo.

Si las instituciones quieren sobrevivir habrán de acabar con la corrupta partitocracia y con el enemigo separatista y sus aliados, incluida la aberración autonómica.

O ellos o nosotros. O el Sistema y sus podridos componentes, o el Pueblo, la Nación y el Estado españoles. Terminarán por entenderlo.

 

La imposible reforma de los reformistas

De las elecciones europeas y de las siguientes aún no celebradas podemos entresacar varias conclusiones dado el presente momento político:

CyU pierde votos en su huida hacia delante del cadáver político Mas para proteger los chanchullos de los virreyes Pujol. Los pierde hacia ERC por un lado y por el otro hacia el PP o Ciudadanos o UPyD.

Pierde el PSC-PSOE que se desangra, porque la moda del voto progre, superficial siempre, es ahora ERC, hacia el otro lado algunos van a IU-Podemos, y bastantes a UPyD o Ciudadanos .

Suben por lo tanto los pequeños reformistas. Pero ¿qué proponen? UPyD quiere un federalismo cerrado. Es lo que tenemos en la práctica y los separatistas lo rechazan; ya dijo Pujol padre que ellos siempre querrán más. El nacionalismo es un movimiento de élites en ascenso en pos del poder político y económico, lo demás son invenciones y mentiras para mantener en tensión a sus fieles, o fanatismos y complejos.

Por otra parte, la podredumbre del Sistema de castas políticas ha demostrado que sus componentes pueden desafiar la Ley sin consecuencias. La inmersión lingüística, el 25% de horas lectivas en español contra lo que se han rebelado abiertamente, las banderas oficiales…

Y eso que el nefasto Estado de las Autonomías se creó para los nacionalistas, y retorciendo el sistema electoral para que estén sobrerepresentados.

Estos grupos de reformeros como Ciudadanos y UPyD parecen querer congelar el Sistema en un punto determinado de su evolución, es decir de su degradación, para lo cual no bastarían leyes sino la sumisión de los separatistas. Hoy es menos probable que nunca.

El último en llegar es Vox. Escisión del PP por el desencanto que supone que Rajoy, ese contable sin valor ni principios, haya traicionado todos los escasos contenidos de su programa. Vox exhibe en su escudo la unidad nacional pero enseguida su presidente (ahora ya «ex») Vidal-Quadras se apresura a afirmar que hay que abolir las CCAA… menos las de Cataluña y el País Vasco, es decir las dos problemáticas y con movimientos separatistas controlándolas. Gran idea.

¿Y cómo van a controlar a los separatistas sin ilegalizarlos y reprimirlos?.

¿Bajo qué régimen y con qué metas?.

Vidal-Quadras es un buen ejemplo de que cualquier reforma, propuesta, o partido, que surja de Barcelona o Bilbao está ya infectada en origen, es criptoseparatista. Y de eso están aquejadas todas estas organizaciones.

Difícil lo van a tener si no reconocen que el problema principal y básico son los separatismos y todo lo que implican política, económica y culturalmente.

Su “corrección política” por fidelidad a la democracia, la pluralidad, etc… les llevan a dejar a la Nación y el Pueblo y a la misma democracia españolas a los pies de los caballos.

No es un futuro bonito el que nos presentan estos reformeros.

España ya no es «una»…

España ya no es

España ya no es «una»…

Urkullu, en el día de su reciente aquelarre, para consumo de su partida y de paso molestar o insultar a los demás (que parece que queda muy «macho»), ha afirmado que no nos enteramos, que los tiempos han cambiado y España ya no es «una»… Y esto es así, incuestionable, simplemente porque lo ha formulado dicho individuo. Trasponiendo machaconamente realidades por deseos se logra forjar una realidad virtual que mantiene en espectante efervescencia a sus adictos lo que es imprescindible para proseguir con las alucinadas invenciones nacionalistas y los secesionismos, mientras a cubierto de miradas se desarrolla el verdadero juego de intereses.

Pues no.

Estamos muy enterados de que los tiempos han cambiado, y, con mayor autoridad que ese porque nos sustenta la realidad de la Historia, más que milenaria, cuyo no es su caso, afirmamos que España es, y sigue siendo, una (aunque pueda exasperar a muchos).

Cierto que España puede desaparecer; enemigos no faltan: los seguidores de esa ideología nacionalista (teoría de muy reciente aparición -100 o 150 años-) que inventa naciones (y destruye a otras) y gratifica con soberbia y la afirmación de superioridad diferenciadora (racial) a sus adeptos, y por otra parte abundantes «conciudadanos» (que no compatriotas) imbuidos, desde aparentemente distintas instancias, de intensa hispanofobia por la acción de una «izquierda» peculiar, distinta a todas las que se dan en los paises que nos rodean, y de una progresía incalificable.

No dejan de sorprendernos los nazionalistas con tanto cacareo, desafíos y amenazas…¿quién retiene realmente sus ansias secesionistas?… los distintos gobiernos de la partidocracia nunca les han plantado cara ante sus excesos y casi que ni ante sus crímenes; y así han crecido. No han tenido ni tienen ningún obstáculo que se les oponga…¿la Constitución? ¿las leyes?… todo se lo han saltado como han querido y ningún gobierno les ha exigido su cumplimiento, con una actitud de dejación de sus obligaciones, de pacto y colaboración, que está resultando claramente subversiva respecto al propio país que gobiernan.

Lo llamativo es que afirmándose no españoles e incluso antiespañoles y con tanto odio y desprecio como destilan ¿qué hacen en España? ¿porqué no se van?… pero el territorio se queda, es España  y siempre lo fue, robárnoslo no será gratuito.

El gato encerrado de estas contradicciones y complejidades hay que buscarlo en los intereses económicos personales, de poder, de corrupción, de fracasos y de incompetencias, de unos y de otros. Y ahora se llama a la «imaginación» para salir de un lío que puede dar al traste con el chiringuito, a unos les preocupa que «sea pero que no lo parezca», otros andan con el trágala de «federalismo», sin especificar, para ocultar que se trata de dejar una puerta abierta para la disgregación creyendo que eso les dará el rédito político para hacerse con el poder y mantenerlo largo tiempo, y los nazionalistas ahora tratan de convencer de que la secesión es ventajosa para todos. Porque sí.

En eso si estamos de acuerdo, que se larguen, el territorio se queda, y estaremos en una situación ventajosa: nos habremos librado del cáncer. ¿Tendremos esa suerte?, lo más probable es que nos la tengamos que ganar con mucho esfuerzo.

Por ello todos nuestros afanes se han de centrar en: la abolición de las autonomías, la reconstrucción del Estado unitario, establecer una nueva Constitución y ley electoral, establecer una justicia independiente de los políticos, ilegalización de los partidos y sindicatos actuales, detención y exigencia de responsabilidades de toda la castuza política y sindical actual y su inhabilitación perpetua. La ilegitimidad del sistema político actual permite abogar por la toma del poder, que solo lo pueden hacer con legalidad las fuerzas armadas, y el establecimiento de un Gobierno provisional.

Vox, otro más, y avergonzado

El nuevo partido Vox (en un sector que empieza a estar muy transitado), escisión del PP, acierta plenamente al proponer abolir las autonomías, pero luego añade el “pluralismo”.

El huevo de la serpiente.

Las posteriores declaraciones de Vidal-Quadras confirman nuestras peores sospechas y el que todo lo que sale de Cataluña o del País Vasco está condicionado fatalmente e infectado: dice el ex-dirigente del PP que hay que eliminar las autonomías… excepto Cataluña y el País Vasco, a los que coloca en una posición prácticamente confederal. ¿Para eso te vas del PP?

Ya antes el intelectual orgánico de la derecha, Sánchez-Dragó, había dicho lo mismo. Se ven venir las bayonetas y el fin de su negocio mano a mano con la otra hediondez de la izquierda. Salvar el Sistema.

Esto demuestra, una vez más, que derecha o izquierda, todo es la misma mierda.

Porque el “respeto y desarrollo del pluralismo de las tierras” de España, el regionalismo como algo “natural e histórico” es el origen de todos los errores en el proceso de creación de nuestro moderno Estado nacional.

Y todas las facciones políticas lo aceptan, de los fascistas a los comunistas pasando por liberales, conservadores, socialdemócratas… Y todos se han conchabado con los separatistas y han ido alimentando a esa bestia insaciable y ladrona.

Ya basta. Hay que salvar a la Nación pero solucionando el problema de modo definitivo: atacar el origen y cortar el nudo gordiano que aprietan todas las ideologías.

Fuera localismos, fuera regionalismos, fuera autonomías.

¡Reconstrucción del Estado unitario, eliminación de los nazionalismos, eliminación de estos partidos y sindicatos podridos, inhabilitación de todos los políticos actuales, exigencia de responsabilidades y reparación de los daños causados!