Lo Necesario

Afirmamos que el proyecto nacional de España, sustentado en la lucha constante por la unidad, la libertad y el progreso del Pueblo y la Nación a lo largo de la Historia con diversas fases y formas, ha sido boicoteado a lo largo de los últimos dos siglos, pero especialmente desde la proclamación de la nueva Constitución, por los sucesivos gobiernos que han sido incapaces de dejar a un lado sus prejuicios ideológicos y circunstanciales para pensar en España como Nación y Pueblo. Desde los liberales a los franquistas, y desde los progresistas a los conservadores. Eso cuando no se han dedicado a saquear el Estado y arruinar al Pueblo.

Es imprescindible subsanar las deficiencias de nuestro devenir histórico, causadas por los enfrentamientos y egoísmos fraccionales, y la restauración del progreso económico y la democracia, para lo cual, hoy, es inevitable la neutralización del saqueo económico y la opresión política de los nacionalistas y los partidos corruptos de este sistema, oligárquico, caciquil y cantonalista.

Constatamos que este sistema autonómico no es la expresión de ninguna situación legítima o histórica sino un invento de la nefasta II República y, en su momento, de las ambiciones políticas de Adolfo Suárez con el ingenuo, o perverso, intento antinatural de integrar a los nacionalistas y que solo ha servido para incentivarlos y expandirlos por toda España. Es un verdadero virus asesino a extirpar.

(Recordemos que amplios sectores de quienes, consciente o inconscientemente, se siguen aferrando a las viejas denominaciones, así como todo el facherío progre -la progresía divina y la alpargatera, los lobies gay, ecologistas etc.- ya desde los tiempos del franquismo han sido colonizados, “abducidos”, por el nacionalismo, y hoy son sus tontos útiles, pero constituyen una fuerza nada despreciable cuando además se combina con la vesanía antiespañola de la casta gobernante).

Somos conscientes de la necesidad de atender a los graves problemas inmediatos, pero afirmamos que estamos en una situación de emergencia nacional (a la que están conectados), con la corrupción y el derroche salvaje del Estado autonómico y los partidos-caciques y corruptos que nos han llevado a la ruina.

Por ello la única actitud política que cabe, ahora, es la defensa de la Nación y el Pueblo españoles, posponiendo proyectos políticos o sociales más detallados.

 

Nuestros puntos

La acción organizada para la recuperación de nuestro Estado, nuestra soberanía, nuestra libertad y seguridad, debe ineludiblemente aglutinarse alrededor de los siguientes principios, suficientes para dirigir la lucha sin divergencias hasta conquistar la normalidad democrática:

 

  • La unidad, realidad y existencia históricas de España son indiscutibles. Desde el pasado y hacia el futuro. Somos la nación más antigua de Europa.
  • Solamente hay una nación: la Nación Española, y una única bandera. Incluye Gibraltar, Canarias, Ceuta y Melilla.
  • La soberanía de la Nación Española es indivisible. Es inadmisible cualquier tipo de expresión de soberanía (ni poder de decisión) que no sea la derivada del conjunto de todos los españoles. En España hay una única sociedad y un único pueblo: el pueblo español.
  • La lengua propia, nacional y natural de España es el español. Las demás son pervivencias (cuando no invenciones recientes) y errores de un defectuoso desarrollo del Estado nacional que deben ser considerados cuestiones privadas carentes de consideración pública.
  • Refundación del Estado. Derogación de la Constitución de 1978. El sistema actual ha degenerado y ha perdido la legitimidad (si bien, es “legal”). La democracia está secuestrada en manos de delincuentes corruptos, de traidores enemigos de España y por los separatistas. El sistema, consecuencia directa de una Constitución mal hecha, no es ni reformable ni regenerable.
  • El Estado nacional debe ser unitario y al servicio exclusivo de la Nación y el Pueblo para el cual está hecho. Inexcusablemente deben abolirse las Autonomías y el poder caciquil y esquilmador local. El Estado es el titular exclusivo de todas las competencias y poderes, y son irrenunciables e intransferibles. El estatus de comunidades, regiones y provincias debe ser liquidado; la división administrativa debe de prescindir de residuos históricos medievales y obedecer a criterios puramente funcionales y racionales. La distribución y delegación de funciones administrativas tiene como única finalidad llevar a cabo las políticas del Gobierno del Estado. No se admiten poderes, ni derechos, ni privilegios territoriales. Es imprescindible poner fin al saqueo que practican los nacionalistas.
  • Es traición la colaboración con los nacionalistas, que se declaran enemigos de la Nación española, y a la vez la niegan. Quien colabora o consiente con ellos es traidor. Las responsabilidades de quienes han traicionado a la Nación, incluso bajo la actual y nefasta Constitución, deben ser depuradas.
  • No se admiten partidos territoriales o localistas. El nacionalismo ha de ser erradicado. Se deben prohibir y eliminar todas sus formas y disfraces (regionalismos etc…) en las que pueda pervivir el rescoldo del irredentismo, el revanchismo y el odio a la Nación española. Los nacionalismos buscan sus reivindicaciones ilegítimas en mentiras y manipulaciones de los hechos históricos (además de ser extranjerizantes por orígenes y presupuestos).
  • Disolución de todos los partidos actuales con representación parlamentaria. Los actuales partidos políticos del sistema, no solo han degradado la democracia y la han convertido en una farsa, sino que han propiciado y están colaborando en la desintegración de España, son, inexcusablemente, cómplices de los secesionistas. Sus dirigentes, cargos, y miembros relevantes deben ser inhabilitados a perpetuidad, y juzgada y castigada su responsabilidad.
  • Disolución de los actuales sindicatos. Carentes de toda representatividad real se han puesto al servicio de los poderes políticos que les subvencionan y mantienen. Muy en particular están al servicio de los Gobiernos regionales controlados por los secesionistas, mezclando cualquier reivindicación laboral (¿?) con las consignas y símbolos de los nacionalistas. A mayor abundamiento con respecto a los falsos “sindicatos” nacionalistas, inapelablemente ilegalizados.
  • Disolución de los Ayuntamientos actuales. Constituyen verdaderos focos de corrupción y desintegración nacional, y aliados naturales de los separatistas.
  • Disolución de todas las organizaciones-parásito creadas para recabar subvenciones. Han sido parte primordial en la extensión y carácter de la corrupción. Exigencia de responsabilidad penal a sus responsables.
  • Confiscación de los bienes de aquellos relacionados con la corrupción o el favoritismo.
  • Retirada inmediata de las fuerzas militares que estuvieren en misiones en el exterior.
  • Revisión del estatus español en la UE. Reconstrucción de la soberanía económica nacional. Denuncia del papel hegemónico y expansionista de Alemania y su control económico.

El desarrollo y aplicación de los anteriores criterios culmina en un Gobierno Provisional garante de un proceso constituyente que debe concluir en una nueva Constitución democrática y cerrada que no pueda subvertirse desde dentro. No «todo» puede caber en ella, particularmente quienes han utilizado la actual para destruirla, sus colaboradores y sus cómplices.

 

Conclusión

Consideramos, perentoria la necesidad de formar un «Frente de Salvación Nacional» que aúne a todos los que se oponen a la actual situación de degradación nacional y política, basándose exclusivamente en los puntos enunciados, y cerrado a todo debate interno que no se refiera más que a cuestiones de estrategia y táctica (ya hemos visto demasiados proyectos hundidos por personalismos o por infiltraciones, con sus secuelas de desmovilización, descrédito y desánimo).

Y también hay que ser conscientes de que el objetivo no puede ser conseguir escaños en algún Parlamento, pues todo partido que pretenda «entrar» en el sistema deberá «parecerse» a todo partido del sistema y a lo máximo que podría aspirar (y eso si no se tuerce, como también ya hemos visto), es a «reformar» el funcionamiento del Estado actual, lo que simplemente significa la muerte lenta y tal vez indolora. Dejamos de lado, por ridícula, la expectativa de la «regeneración».

No creemos que la organización deba ser obra exclusiva, ni basada en los actuales grupos existentes, la mayoría de los cuales, en su ensimismamiento y su ombliguismo desdeñoso, son más un obstáculo que instrumentos útiles.

Esta es una tarea de la ciudadanía, del propio pueblo que se organiza en pequeñas agrupaciones y se comunica y coordina con otros para, inicialmente, extender el movimiento. Es irresponsable esperar que otros lo hagan por nosotros. Solo contamos con nosotros mismos, y en esta encrucijada, quien no suma, resta.

En este movimiento tienen cabida todos aquellos que asuman sus puntos y que tengan como norte el bienestar y la unidad de la Nación y el Pueblo españoles. Y no es necesario que abandonen su ideología si la tuvieren, sino que la pospongan en aras del momento de urgencia que vivimos. Las ideologías son personalismos y utopías inútiles ahora. Por nuestra parte tampoco somos neutrales ante los problemas actuales, pero los supeditamos al principal: la ofensiva contra la libertad, la unidad y el progreso de España y los españoles.

En síntesis la bandera de esta movilización para la insurrección es: la eliminación de la partitocracia, la eliminación de las autonomías y de los separatismos, considerando que es una labor histórica y no puramente circunstancial.

Señalamos la importancia excepcional de que todos los miembros del propuesto Frente de Salvación Nacional, manifiesten de forma expresa su lealtad incondicional a éstos postulados.

Por España, por la libertad, por la unidad, por el Pueblo y su bienestar, su cultura y su futuro hacemos un llamamiento a la resistencia y a la insurrección.

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