Con los acosos de la PAH estamos viviendo lo mismo que con el 15-M: una apropiación de legitimidad social por un movimiento que nace manipulado por personas afectas a una ideología concreta pero oculta, y que lo manejan con fines políticos que pervierten el final auténtico de ese grupo.
El que asesoraba a los de 15-M en la Plaza del Sol era un abogado vasco de etarras y la que dirige la PAH se ha mezclado con grupos que se autodefinen como movimientos sociales pero que proclaman apoyar a los terroristas presos o a los separatistas.
A río revuelto, ganancia de pescadores.
Una táctica, la del entrismo o infiltración, que han utilizado ampliamente los comunistas de los años 60-70 y los separatistas después para contaminar con su veneno toda actividad o movimiento, desde asociaciones vecinales a grupos ecologistas.
Por lo tanto alerta. Estos movimientos nacen viciados y sus miembros terminan “trabajando para el diablo”, para intereses políticos que no son los que se invocan.
¡ Ojo !