Más despilfarro

La siguiente es otra payasada, porque como todo el mundo sabe, la demanda es abrumadoramente nula. Como ésta las hay a docenas. Todas estas bromas (además de los grandes robos) hay que pagarlas a costa de notables recortes en cuestiones básicas, pero al rebaño no le importa porque ya se sabe: el nacionalismo es caro. Los nenes mal criados quieren el jugete a toda costa.

Incidentalmente, invitamos a los lectores que gasten un poco de tiempo en averiguar el curriculum de las dos profesoras, es ilustrador.

IU se quita la máscara

¡Al fin IU, por boca de Cayo Lara (29-05-2013), se destapa y se declara partidario de la desmembración de España!. Celebramos que se aclaren las posiciones. Ya no caben dudas respecto a esa formación abiertamente antiespañola ni sobre sus militantes y votantes.

IU se quita la máscara

Los nacionalistas, más coherentes – en eso al menos- siempre se han manifestado antiespañoles.

Mientras el PS(¿oe?), también antiespañol -la única seña de identidad de la autodenominada izquierda y de la progresía- no se atreve a manifestarlo explícitamente por miedo electoral, y anda haciendo contorsiones extrañas acerca del federalismo, asimétrico, confederal…

¿Y el PP?. Ajeno por completo a la idea de España y de Nación, que no existen en su imaginario y que incluso les incomodan y han contribuido a debilitar y a destruir, solo las invoca y utiliza sus símbolos, con oportunismo electoral, porque los demás no lo hacen, y así captar algún voto ingenuo.

¡Todos estos traidores, desleales, codiciosos y corruptos deben desaparecer !

La manipulación de los «acosos»

Con los acosos de la PAH estamos viviendo lo mismo que con el 15-M: una apropiación de legitimidad social por un movimiento que nace manipulado por personas afectas a una ideología concreta pero oculta, y que lo manejan con fines políticos que pervierten el final auténtico de ese grupo.

El que asesoraba a los de 15-M en la Plaza del Sol era un abogado vasco de etarras y la que dirige la PAH se ha mezclado con grupos que se autodefinen como movimientos sociales pero que proclaman apoyar a los terroristas presos o a los separatistas.

A río revuelto, ganancia de pescadores.

Una táctica, la del entrismo o infiltración, que han utilizado ampliamente los comunistas de los años 60-70 y los separatistas después para contaminar con su veneno toda actividad o movimiento, desde asociaciones vecinales a grupos ecologistas.

Por lo tanto alerta. Estos movimientos nacen viciados y sus miembros terminan “trabajando para el diablo”, para intereses políticos que no son los que se invocan.

¡ Ojo !

La hora de las realidades: el propio sistema “es” la corrupción.

Parece inevitable comentar los nuevos casos de corrupción. Pero es que ya no nos escandalizan ni nos sorprenden.

Lo que nos sorprendería a estas alturas es que se aclararan, que se juzgaran rápidamente, que se impusieran y cumplieran las penas de cárcel y que se exigiera resarcir el daño causado. Pero no es, ni ha sido así; el recientísimo caso “Pallerols” (que afecta a la UDC de Durán) y los demás, en ciernes, lo corroboran una vez más.

Cuando el simulacro de justicia que tenemos, actúa –siempre con gran dilación dejando a muchos delitos prescribir-, las componendas o los indultos, restituyen el orden putrefacto de la casta política.

El historial de la corrupción (término en el que coloquialmente se agrupan diversos tipos de delitos e indecencias -como las condonaciones de deudas a partidos, las exenciones fiscales de que gozan los políticos, y demás prebendas etc…-) es una saga sin fin desde el inicio de la “Transición”, y cada nueva fechoría se superpone, en rápida secuencia, a la anterior, relegándola casi al olvido.

Se dice que nos hemos acostumbrado a la corrupción y que hemos aceptado con indiferencia la impunidad y el descaro con que se produce. La hemos aceptado desde que, pese a su pertinaz presencia, la población ha seguido votando contumazmente a los mismos partidos corruptos. Así es, y de esa irresponsabilidad, somos culpables.

Somos culpables porque votándoles colaboramos y nos hacemos cómplices de la putrefacción y el robo.

Solo que ahora, con la tremenda crisis que golpea, la indecencia, especialmente cuando se da en la casta política, es más lacerante y parece insoportable.

Pero acrecentaremos nuestra culpa si, pese a todo, les seguimos votando.

También se dice que no todos los políticos son corruptos; tal vez todos no lo sean, pero de ningún modo se trata de “individuos aislados”, hay cómplices necesarios por acción u omisión. A ello nos lleva lo azaroso del proceso por el que se descubren nuevos casos (normalmente delaciones, traiciones e intrigas internas), y sin olvidar que se extiende a todos los niveles, hasta los más bajos, de menores importancias materiales y más difíciles de detectar. Tal vez los “casos aislados” a que se refieren sean, precisamente, los opuestos.

Ha imperado la “ley del silencio”, ya que se da en todos los partidos, hasta que la crisis ha ahogado amenazadoramente a las extensas redes clientelares establecidas en la partitocracia, en las que unos encubrían a los otros en un círculo cerrado, y pese a todo, ahí permanecen.

Por eso los partidos se perciben como bandas de malhechores donde se reúne lo peor, lo más hediondo de la sociedad y, en consecuencia, se profundiza el rechazo, desprecio y hartazgo de la sociedad hacia ellos. Ya no valen.

Es repugnante ver, en los momentos actuales (Febrero 2013), a Rubalcaba (y otros como IU, CiU, etc…) líder de un partido absolutamente podrido, clamar contra el no menos podrido PP. La conquista del poder exige lanzarse a la yugular del contrario. Pero ninguno de ellos merece ocupar el Gobierno.

Hablan de un “pacto anticorrupción”… su solo enunciado les delata. ¿La no corrupción, la decencia, se pacta? Si se lleva a cabo tal cosa no será más que un paripé para prolongar el saqueo y el latrocinio (el ejemplo lo tenemos en la podrida caverna separatista que cínicamente convoca una “cumbre” para recabar ideas anticorrupción. ¿Habrase visto mayor mascarada y burla?).

Es tal la indignación que por fin han levantado, que sus mastines en los medios, e incluso algunos políticos, empiezan a impresionarse. Tocan a rebato. Estos bomberos ven como única salida la regeneración y la autodepuración, ya que empecinarse en la negación y la ocultación, como han hecho hasta ahora, es muy imprudente, e incluso peligroso, por lo que tiene de prepotencia y de desafío a la población.

A nosotros nos da igual lo que hagan para “controlar daños”.

Su problema no es nuestro problema.

Ellos, son nuestro problema.

En el sistema que han desarrollado para sí mismos, en las autonomías –causa principal-, en la partidocracia –con sus manejos electorales-, la corrupción es inherente.

Afirmamos que el propio sistema “es” la corrupción.

Pero pese a lo llamativo, la corrupción económica no es lo peor. Lo peor es la corrupción política, en la que sí están involucrados todos. Se trata del incumplimiento de la Constitución (lo llaman “interpretación laxa y conciliadora” de la misma), de las leyes y sentencias y del sometimiento de la justicia al control de los políticos…; brevemente: la dejación del Estado, su ausencia, que ha generado una tremenda crisis institucional, aparentemente imparable ya.

El constante trapicheo con los separatistas por intereses meramente sectarios y electorales y la desidia, el desinterés y la inconfesada antiespañolidad (en algunas facciones políticas, e inoculada insidiosamente en una parte de la población como idea “progresista”) ha estimulado el crecimiento de la bestia nacionalista que ya se permite declaraciones sediciosas y golpistas con total impunidad.

Así es como el Gobierno de la autonomía en Cataluña, que es una institución del propio Estado, gracias al cual existe, rompe la soberanía del pueblo español declarando, ilegalmente, la suya propia.

Y no reconociendo las leyes del Estado, puede, en cualquier momento, en un acto de rebelión, declarar la secesión (la anunciada “consulta” ya no es de hecho necesaria, se trata de una mascarada, una escenificación, para darle aspecto de plebiscito, de demanda popular).

Frente a esta situación, que culmina un largo proceso de cesiones y renuncias a plantarles cara, el Gobierno actual no va a actuar. Quedó claro al enunciar “que esa declaración no sirve de nada”. Problema resuelto. Una vez más constatamos que para el “PP”, España no es su tema. Otro tanto podemos decir de algunos partidos de la oposición (P(soe), IU, PSC…) subrepticiamente antiespañoles, que pretenden camuflar su complicidad con los separatistas con esperpénticos proyectos federales “asimétricos”.

Para la defensa del país, ante su posible ruptura, nunca se van a unir. En lo que de verdad están unidos, todos, es en la corrupción… en sus felonías. Y si a algunos de ellos puede inquietarles la idea que se les hunda el chiringuito, otros, en cambio, se sienten muy cómodos en sus feudos.

La crisis que ahora nos ahoga es la consecuencia de un sistema que además de haber pervertido la democracia y todas sus instituciones, resulta ser un régimen traidor a la Nación española.

Estos partidos, al igual que sus sindicatos, ya no representan los intereses y las facciones reales del pueblo. Y estamos hartos de ellos.

Los partidos y los políticos actuales deben desaparecer. Hemos de deshacernos de ellos.

Algunos bien pensantes, a fuer de moderados, postulan la reforma del sistema desde dentro; conscientes de que tal cosa exigiría una especie de suicidio político y la autoliquidación del férreo entrelazado de intereses y redes clientelares, operación en la que muchos se quedarían sin modus vivendi. Pero no, el sistema no es reformable ni regenerable. A lo máximo que puede tender es a un amago cosmético “cambiar algo para que todo siga igual” (como ya ocurrió en Italia hace algunos años).

Otros, más desahogados, como Cayo Lara (IU) en fecha reciente (2-2-2013) tienen el cuajo de afirmar que la actual desafección a estos partidos desemboca ineludiblemente en el “fascismo”. ¡Ya está, se ha invocado al demonio! ¡Ya salió el eterno “tabú” inhibidor, intimidador y paralizante! Llamar a alguien “fascista” ha sido un recurso infalible y, de paso, hacía olvidar que los totalitarismos más salvajes y criminales han sido el nacionalismo (que se pretende desvincular del fascismo que realmente existió) y el comunismo. Así, según ese individuo, para no ser fascista hay que aceptarles, sí o sí. No importa lo que hagan, no tenemos otra opción.

Pues no. Ya no nos amedrentan. Ellos, precisamente, son el “camino equivocado”.

Y, sí, proponemos la insurrección nacional.

Por eso alertamos contra todo tipo de algaradas jaleadas desde diversas banderías y con otros fines, porque no se trata del consabido enfrentamiento de partidos llevado al extremo, sino de acabar con este sistema completamente podrido, de acabar con estos partidos y con estos políticos para:

– Implantar una Constitución verdaderamente democrática que proteja al pueblo.

– Sirva a la defensa de la Nación.

– Permita el control efectivo al poder.

– Garantice la real e inviolable separación de poderes.

-Establecer una nueva Ley Electoral que garantice el igual valor de los votos y la representación.

Para alcanzar estos mínimos objetivos es imprescindible terminar con el actual régimen político, abolir el desastroso sistema autonómico y erradicar el nacionalismo. Porque en democracia no “todo” cabe. Y solo hay libertad si impera y se cumple la ley.

Y habiendo sido conculcada la actual (y deficiente) Constitución e incumplidas, repetidamente, las leyes, por los sucesivos Gobiernos además de su extrema corrupción, estamos legitimados para llamar, como única solución, a la movilización y organización de todos los elementos leales a España, para la insurrección nacional.

La alternativa a la hipocresía

No importa cuál haya sido el resultado de las autonómicas catalanas, haya subido algo más CyU o no, el resultado es más de lo mismo desde hace 35 años.

El sistema autonómico genera disgregación y nacionalismos, aparte de ruina económica y caos administrativo y desigualdad y saqueo y corrupción y…

Pero ahora no procede que «personalidades» políticas o periodísticas (Zapatero, Leguina, Rajoy, Ansón…)  se lleven las manos a la cabeza por la deriva de Mas, el corrupto. Porque llevan esos 35 años proporcionando fondos y legitimidad institucional a los separatistas de CyU y PNV. Hipócritas.

Todos los gobiernos lo han hecho: Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy. El PPSOEIU, el Sistema caciquil. Todos han insertado el cáncer separatista en el centro del Sistema partitocrático y de un sistema electoral injusto y desequilibrado a favor de los localismos desleales, confirmando sus mentiras y su agresividad.

Les han dado el control de la educación y así han podido implantar un lenguaje y una actitud apoyada por sus subvencionados medios de comunicación.

Lo venimos diciendo desde hace 18 años. Sin paños calientes ni medianías. Y venimos denunciando la tibieza y el reformismo sobrepasado de los grupos que deberían combatirlo: Ciudadanos, UPyD, Foro Mogambo, Foro Babel, Tolerancia…

Pero ahora el desafío es otro: dentro del sistema autonómico, si uno se separa, otros lo harán, el primero el PNV, y a partir de ahí el Sistema pierde su sentido y su legitimidad.

¿Para qué servirían las autonomías, creadas para integrar a los nacionalistas catalanes y vascos, qué papel cumple el Rey, representante y símbolo de la unidad nacional, para qué unas instituciones y partidos que ya no representan al Pueblo español, y para qué sirve el Ejército, encarnación y garantía de esa unidad nacional?

Ninguna institución sobreviviría, todas las subversiones tendrían su oportunidad.

La alternativa está ahora clara: España o el Sistema partitocrático-autonómico-corrupto-separatista. Y cuando decimos España nos referimos a una Nación única con divisiones puramente administrativas aleatorias sin conexiones con el pasado histórico sobre el que se puedan edificar mistificaciones o intereses localistas.

No hay otra opción, quien tenga que entender que entienda.

Insurrección nacional española!!!

La infiltración nacionalista

La táctica magistral del separatismo, como la del comunismo en los años 50, ha sido la de la infiltración. Infiltrarse en todos los ámbitos para cubrirlos con su bandera. Sin ir más lejos los independentistas en Barcelona con motivo de la huelga del 14 de noviembre, y disfrazados de comité de huelga de barrio, cuelan en las reivindicaciones el “derecho a la autodeterminación”.

Pero lo más insólito de tal táctica es una noticia apenas reflejada en las páginas culturales de algún diario: el renegado Juan Carlos Moreno Cabrera, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, y dos separatistas infiltrados, Silvia Sanz y Montserrat Alberte, todos ellos con publicaciones antiespañol y antiRAE, proponen una institución independiente de la RAE para gestionar y fijar la norma de la lengua española en Cataluña ante una hipotética secesión.

Su meta: “romper la hegemonía de la RAE”, vehículo de los “intereses geopolíticos del Estado español” con vistas a “no oficializar el castellano en Cataluña y la apertura hacia el estándar y la norma” americanas.

Además de mentira, la proposición es una aberración. Es mentira porque la normativa la consensúan todas las Academias, y la española es sólo un voto más, minoritario y sin poder de imponerse a las múltiples formas y hablas de la inmensidad americana.

Y es una aberración porque si eres separatista qué te importa la de los demás. Lo que pretenden es transformar la lengua de los españoles en Cataluña en una jerigonza.

Más allá de ello lo instructivo es la forma grotesca y cínica con la que los separatistas se introducen e inciden en todos los ámbitos para vomitar su veneno de odio y envidia obsesivos.

No tiene otra explicación el meterse fuera de su territorio. Ya el estudioso del nacionalismo, Ernst Gellner, afirmaba que al nacionalismo no le interesa su cultura, sino la manipulación, y la invención cuando convenga, de ella.

De manera que se centran en la del enemigo hasta llegar a la histeria y el esperpento. Son patéticos pero peligrosos.

Insurrección Nacional!!!

Ingerencia en lo privado: totalitarismo

El totalitarismo se da cuando las exigencias de lo público “políticamente correcto” implantadas por el poder sectario llegan a cubrir todos los ámbitos de lo privado.

En Barcelona, el 14 de junio del 2012, al final de un entierro laico, la oficiante exigió a los presentes ponerse en pie para terminar el acto escuchando el himno nacionalista catalán (¿a petición de los familiares?, da lo mismo). Obviamente nadie protestó.

Y hemos presenciado más situaciones análogas en que la cuña del nacionalismo se incrusta en la vida civil: curas en misa, enfermos en hospitales, en bastantes asociaciones de vecinos, en asociaciones deportivas, etc… Así fue en la Alemania nazi o en la Rusia estalinista, y contra esto combatimos.

Insurrección Nacional !!!

No es cobardía, es falta de lealtad y de patriotismo

Como ya aventurábamos no todo sigue igual, ha empeorado. Los ajustes perpetrados por el Gobierno de España, y los autonómicos, hacen recaer todo el peso de los mismos sobre la población exclusivamente.

Pero los 17 “gobiernos” autonómicos y sus enormes redes clientelares (estructuras burocráticas, empresas públicas, entes,…) más los privilegios y prebendas que la purria política se auto-otorga, permanecen obscenamente intactos. El entramado es un sistema de caciques y de caciquismo descomunal nunca visto anteriormente.

Da lo mismo que ahora se trate del PP, o del pasado gobierno del PS, se diferencian bien poco máxime cuando ambas facciones han declarado repetidamente que “las autonomías no se tocan”, que “han funcionado excepcionalmente bien”… y es cierto…pero ¡para ellos mismos!

Añaden, que de variar algo, o de modificar esta deforme Constitución, sería para “profundizar” en más autonomía, o según el PS para convertir el país en un esperpéntico Estado federal ( sin mencionar aquello de “asimétrico” – en favor de los nacionalistas, claro-).

Afirman, con total desvergüenza, que el sistema autonómico ha “cohesionado” intensamente al país, cuando todos vemos exactamente lo contrario: los regionalismos, artificialmente inoculados, han creado rivalidades obstructoras y estúpidas, y los nacionalismos, profundamente estimulados por el sistema y fortalecidos por la indecente “Ley Electoral”, se han entregado a la extorsión sistemática al gobierno de turno, a una intensa propaganda adoctrinadora en la “educación”, al control total de los medios y su extensión, instigando descaradamente el insulto, el desprecio y el odio a la población española.

Han creado, y extendido, el anti-españolismo y mediante la represión (más o menos encubierta) una sociedad “diferenciada”, con el perfil adecuado que caracterice y sirva de base  a esa inexistente nación, soñada bajo los delirios sentimentales de la ideología nacionalista que ha extendido sus tentáculos invadiendo a toda la sociedad civil, hasta sus estratos más bajos, intentando, lenta y ladinamente, entrometerse incluso en aspectos de la vida privada.

De capital importancia ha sido el discurso lingüístico cuyos contenidos han ido variando, oportunamente, desde unas supuestas bases científicas, y del bilingüismo, a la imposición totalitaria del monolingüismo exigiendo un derecho colectivo y negando los derechos de los individuos concretos (de nada han valido descalificaciones de organismos internacionales ni nada). La lengua local ha sido utilizada como un potente instrumento marcador y separador dirigida a la incomunicación y a la ruptura de vínculos entretejidos por la historia, creando una nueva y artificial “realidad”. Nada tiene que ver con la cultura en sí misma, ni con la cultura real, es una instrumentalización ideológica y una decidida acción política de limpieza cultural dirigida a crear un nuevo marco que sirva de sostén a la imprescindible obsesión identitaria.

Pero es muy importante no perder de vista que toda esta parafernalia es una mascarada, real, sin duda, aunque dirigida a la propia parroquia fanatizada, o a su fanatización, tras la cual se encubren los verdaderos intereses en juego de las oligarquías locales, económicas y políticas. El poder económico que se gestiona es enorme, y el poder político es irresistible. En ese ámbito ya no hay bromas ni discursos delirantes, se trata de realidades tangibles y contables, de maniobras, de favores, de corrupciones más que millonarias… y todos los actores, públicos y no públicos, son elementos del mismo sistema que se entrelaza, a una escala más amplia, y nos asola a todos.

Por eso hemos dicho repetidamente, durante años, y lo seguimos afirmando, que la verdadera crisis es la de las instituciones, que es producto del aberrante e inviable (hoy se demuestra) sistema autonómico, que no funciona como una extensión descentralizada, y armonizada, del Estado sino como un conjunto de estructuras de poder “contra” el Estado, y por lo tanto, la profundidad e intratabilidad de la crisis económica es la consecuencia.

Las autonomías no han producido en la población, ni en la cohesión territorial, ninguna mejora imputable exclusivamente a su existencia y gestión (que es pésima), pero sí han generado disgregación, malversación, despilfarro, robo y corrupción generalizada a unos niveles desconocidos. Este modelo territorial ha facilitado a las oligarquías locales un comportamiento descontrolado e irrefrenable.

Y en medio del desbarajuste aparecen las delictivas, y golpistas, declaraciones independentistas de los chantajistas de siempre, a las que se añaden indefectiblemente los nacionalistas vascos y otros que se sienten tentados de replicar la jugada.

A nadie se le oculta que el sr. Mas se ha envuelto en su banderita y la ideología nacionalista (como en su día hizo el sr. Pujol) para ocultar su pésima gestión, su ineptitud, la enorme corrupción en que está inmerso que le ha estallado en sus propias manos (Palau, ITV…), sus derroches, y los consecuentes, e importantes, recortes sociales con que ha castigado a “su” población.

Es de destacar que la mala gestión e incompetencia, y la rapiña, ya empezó con el sr. Pujol (y su camarilla: los Prenafetas, Alavedras etc. todos ellos convertidos en magnates-mangantes), siguió, aumentada, con los bandoleros del tripartido, y sigue con este aprendiz de brujo que ha querido capitalizar la habitual manifestación del 11S, para tapar su porquería y ahora se ha visto rebasado por la ola; ya solo le queda la huida hacia adelante.

Pero sus cuitas nos traen sin cuidado.

A este punto de descomposición, y de desafío nacionalista, se ha llegado por la vergonzosa dejación de los gobiernos del Estado (de los dos partidos principales, y también de sus comparsas) ante los desmanes y deslealtades de los nacionalistas, que se han producido desde el primer momento.

El nacionalismo ha crecido porque no ha tenido nunca a nadie delante. Jamás se les ha cerrado el paso ante sus insultos y vejaciones, jamás se han refutado sus mentiras históricas, culturales y económicas, jamás se ha hecho cumplir la ley (ni ha habido, ni hay, voluntad política de hacerlo, con lo que el propio Estado queda fuera de ella y está deslegitimado), en suma, jamás se ha defendido decididamente al país y a su gente. Contrariamente, aún se ha puesto en sus manos la escuela, sin control alguno, y con la mayor indiferencia se ha dejado sin dar cumplimiento las sentencias del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo (6 sentencias) y la Alta Inspección: desactivada; todo ello ha permitido, durante años, el libre acoso a España y esa escuela adoctrinadora ha creado las actuales hordas separatistas.

Y la bestia, como era de esperar, no se ha apaciguado; al revés, se ha crecido, y ahora no se la puede parar.

Este es el resultado de los “cálculos electorales”, enjuagues y chapuzas de trastienda de la purria política, pendiente exclusivamente de sus propios intereses, al margen de la población (que ya no la soporta), dotada de una catadura moral y bajeza tales que a los carroñeros nacionalistas (no menos podridos, pero sí más taimados) no les ha sido difícil arrancar parte del botín.

Pero ahora ya no hay dinero.

Algo hay que inventar para tapar las realidades. Así al eterno memorial de “agravios” y al magistral victimismo se añade esta amenaza bajo la nueva consigna de “España nos roba”, la excusa perfecta que permite a los rastreros quejarse mirando hacia otro lado y quedar bien con los “señores”. Es una buena consigna de la que podrán ir tirando durante unos cuantos años. Sirve de excusa para todo.

Pero la cuestión no termina con la consumación de la amenaza; no es el final sino el principio. Tras ella viene el fomento de la subversión en los territorios adjuntos; primero se trataba de la “expansión territorial”, luego el invento de los “países catalanes”, y ahora el irredentismo con la “reunificación de la nación catalana” (las mismas pautas que sus primos hermanos, los nazis).

En este contexto se puede entender que cuando algún elemento del Gobierno tímidamente se atreve a insinuar, ante el desafío, que “hay” (simplemente “hay”) leyes, el sr. Mas y la jauría braman porque se sienten “amenazados”… es que no están acostumbrados a cumplir la ley.

La ley solo es una amenaza para los delincuentes.

Esta situación es irreversible porque la purria política se protege entre sí pese a las apariencias, y el insuperable grado de ignominia del actual gobierno del PP, miserable, atento solamente a sus intereses partidistas, a sus empresarios amigos y a sus bancos, antes permite destruir el país que liquidar el sistema autonómico (los barones mandan) que es la mamandurria de todos ellos.

Hay quienes acusan al presente gobierno de cobardía, pero no es eso; es falta de principios, falta de lealtad y falta de patriotismo. Oportunismo y bajeza, mucha bajeza. Nada más.

La consecuencia de este proceso es que la secesión de un territorio, seguido de otros, dejará sin sentido al propio Estado y a sus actuales instituciones: Monarquía y Ejército.

Mientras tanto se seguirán produciendo, y tal vez aumentando, los desórdenes callejeros como expresión del hartazgo de la población, así ha sido en parte (solo en parte) el reciente 25S, con el que no nos identificamos por obedecer, en su dirección, a otros intereses partidistas prestos a pescar en aguas revueltas. Y si los de “dentro”, con su partitocracia, no nos representan, los de “fuera” tampoco.

Algunos opinan que todo este panorama es síntoma de agotamiento del sistema. Tal vez, sí.

En cualquier caso, lo que sí es seguro es que es imposible que el sistema político se regenere a sí mismo, porque es él quien ha creado el problema.

Por lo tanto llamamos a la población española, sin facciones ni banderías, a que adopte actitudes y prácticas de RESISTENCIA de cualquier tipo, frente al enemigo común:

– Las autonomías; que deben ser eliminadas.

– Los separatismos; que hay que erradicar.

– La purria política; que ha de ser barrida.

No es la hora de la “corrección política” ni del “buenismo” ni de la contemporización, ni de posiciones intermedias ambiguas y oportunistas.

Es la hora de afirmaciones contundentes y claras: ESPAÑA, sin modulaciones ni aditamentos.

¡Hacia la INSURRECCIÓN NACIONAL!

¡Echémosles! ¡A todos!

No vamos a sumarnos a los numerosos bailes de cifras que han sido aireadas por todos los medios, ni a las prolijas explicaciones (excusas de unos y acusaciones de otros) llenas de tecnicismos que las envuelven.

Apartamos toda esa hojarasca. Nos quedamos con los hechos.

Las llamadas «reformas» simplemente han hecho recaer sobre la población el peso del desastre económico; y siguen. Pero no tienen efecto sobre quienes pueden aportar el dinero necesario para afrontar la deuda y los intereses: conocen perfectamente el problema, están al corriente del desmadre autonómico, el verdadero agujero negro, y del descomunal despilfarro. Sólo una profunda reforma del sistema podría darles confianza.

Pero ni éste vergonzoso gobierno del PP, que blinda a la casta política frente, y contra, la población, ni el resto de partidos del sistema están dispuestos a enfrentarse a las autonomías (y menos a liquidarlas), tanto por debilidad ante sus «barones» como por convicción propia.

No van a desmontar un sistema creado para sí mismos bajo el que se ha creado una densa red de intereses y vinculaciones a la vez que ha fomentado un estado de corrupción generalizada que abarca a todos.Y aún en estos momentos el despilfarro sigue (la relación de hechos es interminable y ampliamente publicitada) pese a algunos retoques cosméticos que pretenden ocultarlo mientras se recortan por doquier los servicios esenciales a la población, cuando ya no hay dinero.

En éste contexto no podían faltar los nacionalistas con su eterna liturgia de victimismo y amenazas con la que suelen enmascarar ante sus fieles su ineptitud, su demencial derroche en crear naciones inexistentes y la más que notable corrupción que anidan.

Numerosas protestas (y más que habrán) vienen a exteriorizar la incipiente ira de la población, pero ha de quedar claro que la mayor parte de la dimensión de esta crisis, así como la dificultad para resolverla, son las consecuencias, no las causas, como ya habíamos dicho en repetidas ocasiones cuando aún había dinero y a muchos les parecía que no importaba.

Las causas contra las que hay que dirigir todos los ataques son:

  •  los separatismos.
  • la aberración autonómica.
  • la purria política al completo; sin excepciones.

Hay que acabar con este sistema desmadrado.

¡ Insurrección!

Por un Gobierno de Salvación Nacional con exclusión definitiva y exigencia de responsabilidades de la purria política y sindical actual.

La farsa democrática

El desafío del gobierno y parlamento catalanes ejemplifica mejor que nada la catadura y el cinismo de la dictadura separatista en Cataluña y en el País Vasco, y por otro lado la farsa de esta falsa democracia destinada a justificar el caciquismo de los partidos y su colaboración con el cáncer separatista a través de la aberración de las inútiles y supercaras autonomías.